junio 2008

La fuerte caída que sufre la demanda provoca que los precios se reduzcan hasta un 30 por ciento respecto al año pasado
En Llanes y Ribadesella, dos de los destinos turísticos preferidos de la región, algunos pisos se pagan a 300 euros menos que en 2007

Alejandro ÁLVAREZ
Oviedo,
La crisis amenaza con dejar vacías este verano muchas viviendas del litoral asturiano. Los efectos de la desaceleración económica han provocado que en algunos casos los precios de los alquileres se hayan reducido en el último mes hasta un 30 por ciento.

Las advertencias de los empresarios turísticos sobre la repercusión de la crisis en el arranque de la campaña estival -ya dan por perdido junio, cuando aún quedan dos semanas para que concluya- empiezan a convertirse en realidad.

En la zona oriental asturiana, en algunos de los principales focos de atracción turística, como son Llanes y Ribadesella, se aprecian diferencias de hasta 10 euros al día en los alquileres medios, con respecto al año pasado: al mes, 300 euros menos. A esto hay que añadir el bajón que han experimentado las tarifas de julio, que en algunos casos son un 30 por ciento más bajas que en agosto.

Así, apartamentos que en los últimos años se habían alquilado por 1.500 euros en julio y en agosto, apenas superan los 1.200 este año, y eso en el caso de que encuentren inquilino.

Algunas agencias inmobiliarias dedicadas al alquiler se encuentran ya contra las cuerdas. Aseguran que al parón de la construcción se ha unido ahora la desaceleración de los precios de los alquileres de verano. «La mayoría de las viviendas que gestionamos son de particulares. Esas personas tienen establecido un precio mínimo del que se niegan a bajar. Por debajo de ese umbral, prefieren tener cerradas las casas», señalan los responsables de las inmobiliarias consultadas.

En Llanes, un paraíso del alquiler estival desde hace décadas, tal es la situación de agobio ante la crisis, que algunos agentes inmobiliarios ofertan apartamentos por semanas, e incluso, en algunos casos, por días, algo impensable hasta hace un año.

«Cuando la demanda era mayor que la oferta, los propietarios elegían a sus inquilinos y establecían el precio del alquiler -nunca inferior a medio mes, salvo raras excepciones-, la señal previa y la fianza. Ahora son los clientes los que empiezan a poner condiciones. Está claro que algo ha cambiado y, en nuestro caso, para mal», reconoce un afamado agente inmobiliario de Ribadesella y Cangas de Onís que ruega que su nombre no sea publicado.

En el resto de Asturias, la situación es bastante parecida. En las grandes ciudades, sobre todo en Gijón, las inmobiliarias se quejan de que salvo la zona de La Arena, centro y Poniente, los alquileres de verano en el resto de la ciudad «se han puesto prácticamente imposibles».

«La crisis está afectando a nuestro sector en dos sentidos», asegura el responsable de una inmobiliaria gijonesa que, como el anterior, pide anonimato.