Pudiera parecer que fue ayer, pero José Luis Cienfuegos (Avilés, 1964) ya cuenta casi tres lustros desde que se pusiera al frente del Festival Internacional de Cine de Gijón y le diera el giro necesario para convertirlo en un símbolo de la ciudad, así como referente en el panorama nacional. Más delgado e igual de discreto que al final de pasadas ediciones, vuelve a hacer balance de estos diez días en los que la dinámica villa de Jovellanos -este año con mayor motivo, por la diversidad de escenarios- se envuelve entre celuloide.
- ¿Ha supuesto muchos inconvenientes la pluralidad de espacios para las proyecciones, habida cuenta del cierre temporal del Teatro Jovellanos?
- La dispersión de las salas ha sido uno de los retos, que logramos superar con un notable esfuerzo del equipo del festival, en materia de coordinación, producción y programación. El fin de semana a la Laboral, asistieron más de setecientos espectadores, que hubieran rebosado el Jovellanos. También hemos afianzado la venta electrónica de entradas, que trae mucho público de fuera de Asturias.
- Una de las novedades ha llegado con la sección Rellumes. ¿Cuál fue el motivo de su incorporación?
- Pensamos que íbamos a dejar fuera películas que pertenecen a un modelo de cine que compartimos. Así que les abrimos un hueco, a modo de complementariedad de la sección oficial. Enriquecen la muestra. Y su espectro es muy amplio. La ganadora del apartado de Rellumes, 'Barking Water', logra acercarnos a un mundo que se extingue, el de los indios navajos norteamericanos, una cultura que se resiste a morir.
- ¿No tiene la impresión de que en esta edición han estado ausentes algunas de las preocupaciones sociales actuales, el terrorismo fundamentalista islámico o la crisis económica?
- Es posible. El Festival de Cine de Gijón se caracteriza por ofrecer un cine muy pegado a la realidad. Sin embargo, este año nos hemos alejado del tremendismo. Ha habido más colorido en las distintas secciones. Y por los ecos que he tenido de los fieles a la programación, el resultado es favorable.
- ¿Qué evolución ha observado en el Festival durante los catorce años que lo lleva dirigiendo, desde el punto de vista de los espectadores?
- ElFestival intenta ser, de algún modo, lo más didáctico posible. Y mi impresión es que hemos contribuido a la formación de un tipo de espectador crítico. Y también hemos impulsado el nacimiento de realizadores, no sólo de Asturias, y a descubrir nombres y estilos, que han quedado muy ligados a Gijón, como los de Harmony Korine o Lucas Moodyson.
- La gran triunfadora ha sido 'La pivellina', una historia de adopción sin recursos melodramáticos. ¿Qué virtudes le otorgaría?
- Ya fue una sorpresa en Cannes. Los directores procedían del documental y construyeron a partir de ese dominio del oficio una historia conmovedora, muy humana.
- Hablando de documentales, ha causado un notable impacto el galardonado este año, 'Border'...
- Posee una garra y una fuerza que impide que nadie salga decepcionado de su contemplación, pese a que el arranque y la perspectiva pudieran parecer en principio absurdos, una visión de una tierra fronteriza a través de los ojos de un buey.
Ser útiles a productores
- El jurado joven se ha inclinado por 'Welcome', la película de Philippe Lioret y tal vez una de las menos experimentales, pero dotada de una poesía y una aproximación emotiva al entorno de la emigración, la amistad sin aduanas y los amores imposibles. ¿Comparte el juicio del jurado joven?
- 'Welcome' tiene algo que yo no sabría explicar. Aunque se sostiene sobre una estructura y una narrativa muy clásicas, alberga un misterio, seduce. La ha recibido igual de bien la crítica de línea dura y la que llamaríamos convencional. Se estrenará en salas comerciales en enero, y como la distribuidora tiene cines, aguantará en cartel mientras la propaga el boca a boca. Estoy convencido de que será un éxito.
- ¿Se puede considerar un éxito el salto de una película de los festivales independientes al gran público?
- Por supuesto. Una de nuestras misiones es ser útiles para distribuidores y productores. Pero también, y en este momento más que nunca, hemos de ser conscientes de que los festivales somos imprescindibles para la supervivencia del cine de autor. No se trata tanto de rodar películas, como de que sean accesibles a los espectadores. En ese sentido, nuestra tarea es complementaria a la del circuito comercial.
- Siguiendo con el palmarés, 'Mal día para pescar', que ha obtenido el reconocimiento a la mejor dirección artística...
- Es el primer largometraje de un joven director, Álvaro Brechner, que ya había presentado sus cortos en el Festival. Es la demostración de su paso a la madurez y de que puede abordar proyectos ambiciosos con las cosas muy claras. Así es en esta obra que adapta un relato de Juan Carlos Onetti.
- ¿Timur Ismailov, que ha triunfado con el cortometraje 'Bingo', también estaría en condiciones de alargar el paso?
- Impresiona la habilidad que tiene en el manejo del lenguaje cinematográfico. Desde luego, apatece requerirle que comience a rodar un largo cuanto antes.
- ¿Está siendo provechosa la sección 'No nos cuentes películas, ¡hazlas!'?
-Surgió como iniciativa de la Ciudad Tecnológica Valnalón y creo que se ha desplegado muy bien, enseñando a los jóvenes que construir una película es una labor de equipo, embarcándolos en la aventura audiovisual.
- Sin embargo, no corren buenos tiempos. Europa ha demorado las ayudas al cine. ¿Qué opina de las subvenciones cinematográficas?
- ¿Y del resto de las subvenciones a todo lo demás? Se opina con demasiada ligereza ¿Cuánto de lo que nos rodea está auspiciado por el dinero de todos?
- ¿Hay sectores de la sociedad española que digieren mal el cine español?
- Es evidente. Y eso nos acaba perjudicando a todos. El cine español está a una altura de gran dignidad. Se comprende peor por qué hay películas, como 'After' o 'Yo también', que tuvo dos Conchas de Plata en San Sebastián, que posteriormente no funcionan.
- ¿El Festival de Cine de Gijón obtiene los respaldos que se conceden a sus homólogos de otras latitudes españolas?
- En nuestro caso, por ejemplo, vamos una o dos personas a los festivales en los que seleccionamos las películas, Cannes, Rotterdam, Berlín y Venecia. Del Festival de Valladolid o de Sitges, van seis u ocho. No me quejo, pero es así. Y ya sé que tiene más cobertura un gol de un futbolista del Madrid en un entrenamiento, que el Sporting cambie de entrenador.
- ¿Alguna anécdota de estos días?
- Bueno, Harmony Korine cogió tres aviones para desplazarse a una rueda de prensa y no había nadie que le hiciera preguntas. Se vio obligado a espabilar a los medios. Y, al contrario, los encuentros con el público de los directores fueron animadísimos.
- ¿Misión cumplida?
- Confío en que así sea. La calidad media ha sido buena y la asistencia de espectadores muy nutrida. Ahora, todavía quedan los flecos que no se ven.
