Grupo Scout San Miguel
Fundación: 4 de noviembre de 1984.
Sede: parroquia de San Miguel, en Pumarín.
Miembros: actualmente cuenta con más de medio centenar de personas, aunque hubo alguna época en la que superó el centenar.
Símbolos identificativos: pañoleta amarilla y verde y el escudo de la flor de lis, que es común para todos los grupos scouts del mundo.
Actividades: excursiones y campamentos al aire libre.
Valores: respeto a la naturaleza, compañerismo, la fe y la educación para la paz.
«Hemos sido siempre como hermanos». A sus 83 años, Isidoro Crespo sigue con la pañoleta amarilla y verde que identifica al Grupo Scout San Miguel anudada al cuello. Este veterano scout lleva más de medio siglo dentro del escultismo gijonés, defendiendo los valores de compañerismo y respeto a la naturaleza. Ayer, Isidoro compartió con cerca de un centenar de miembros de las tres generaciones que han pasado por el grupo San Miguel los 25 años de existencia de estos scouts en un encuentro lleno de recuerdos y vivencias.
Fue una jornada con muchas emociones, plasmadas en dos vídeos con imágenes antiguas de los scouts en excursiones y campamentos. Muchos de ellos hoy son padres de familia y son sus hijos los que nutren el grupo San Miguel. Así, mientras los corrillos de mayores recordaban las antiguas peripecias al aire libre, los más pequeños jugaban bajo las indicaciones de los monitores. «La metodología de los scouts se basa en 'El libro de la selva' y cada monitor tenemos un personaje», explica Yaiza García, quien entró en el grupo por mediación de sus amigos.
Fue así como nació el grupo San Miguel el 4 de noviembre de 1984. 25 jóvenes se reunieron con el sacerdote Gonzalo Suárez Menéndez en un piso cedido temporalmente por la parroquia. De ahí salió el Grupo Scout San Miguel encabezado por Jesús Turrado, su primer jefe, quien no faltó a la cita de ayer. «Ya estábamos trabajando en la parroquia y entonces llegó Gonzalo, que estaba vinculado a los scouts. Él fue quien lo ideó», explica.
A pesar de tener «poca relación» actualmente con los scouts de San Miguel, Turrado percibe que «el grupo está muy integrado en el barrio y en la parroquia», al tiempo que destaca su evolución. «En aquella época, el grupo era atractivo porque no había grandes ofertas para los chavales. Ahora, en cambio, los monitores lo tienen más complicado porque los jóvenes están muy atados y hay que ser muy original para hacer actividades interesantes», considera Jesús Turrado.
Vocación de hermandad
Isidoro Crespo también nota alguna que otra diferencia en comparación con los primeros años de los scouts de Pumarín. «Antes era un grupo con una disciplina, mientras que hoy se parece más a una hermandad», una circunstancia que confirman los monitores más jóvenes: «Nuestra función es servir y ayudar», afirma Elisabet Lavariñas.
Durante el encuentro, se leyó un texto en el que se recordaron algunos principios básicos del movimiento scout, como «seguir el escultismo como base de tu vida» o «no sólo es una promesa contigo mismo sino con todo el grupo y la sociedad». Todos, grandes y pequeños, escucharon con atención estas palabras y, a continuación, cantaron el himno con el saludo scout y la pañoleta amarilla y verde anudada al cuello.
