"Qué no os olvidéis un paraguas" - me escribió Lena, la
voluntaria anterior alemana en el Conseyu por WhatsApp cuando la pregunté qué
debería llevar conmigo a Gijón. Así que bienvenidos a Asturias, una región en
el Norte que no parece al estereotipo de España. A cambio ofrece un paisaje muy bonito. Ayyy, que ya me enamoré de esto.
Mañana llevan dos semanas que estoy aquí y síííí, Lena tuvo
razón con esto. De hecho no es que todos los días llueve aquí pero sin embargo
vale la pena llevárselo siempre un paraguas.
En mi ciudad estamos a salvo de la lluvia muchas
veces, aunque se lo predice. A menudo pasa por el Norte. Así que es un poco
irónico que viviendo más en el Sur de Europa voy a tener que acostumbrarse a un
tiempo más lluvioso que en Maguncia. Ahora sí que llueve un pocito. Sé que este
tipo de lluvia parece muy típico aquí y también se me dijo cómo se llama, pero
en este momento no me acuerdo del nombre.
Así es con muchas cosas. Voy aprendiendo más y más sobre mi entorno, aprendo
más y más palabras y algunas ya forman parte de mi vocabulario diario y algunas
se me olvidan directamente. Pese a ello
ya estoy orgullosa de mi progreso. En estas dos semanas ya he aprendido tantas
cosas...
Empezamos con el primer día. Fue la primera vez que volaba sola
y lo que sé ahora es que sea como sea: De alguna manera u otra las cosas van a
arreglarse. Mentiría si dijera que siempre mantengo en vista el conjunto. De
verdad no es raro que pierda la cuenta de lo que hay que hacer ahora. Así que
mi segunda lección es: Observar a los otros y copiar su comportamiento te puede
ayudar muchísimo. Y encima de eso y eso
es algo que he interiorizado ahora:
Si preguntas a alguien, a lo mejor te contesta y aún tal vez puede ayudarte incluso...
Nunca era muy bien en matemáticas... pero cuanto más pidas por ayuda tanto mayor
será la probabilidad de que la recibas. Esta ecuación es muy lógica, no es muy
difícil a entender. Sin embargo, puede tardar hasta que llevar esto a la
práctica y hacer un paso a los demás (en mi caso pedir a otros por la dirección
en el aeropuerto por ejemplo) no resulta ser una tarea tan difícil. Estaba tan
orgullosa de que me había atrevido hacer un paso hacia los demás porque se me
mostró que a la mayoría de la gente le gusta ayudarte - sobre todo en España.
Una vez llegado al aeropuerto destinario (tuve que cambiar el avión en Madrid)
fui acogida por Nanús, mi persona de referencia en el Conseyu. Hablando en el coche en español, me dio más
seguridad. Aunque la escuela acabó hace un medio año parece que no se me olvidó
todo de mis conocimientos de español. Puedo tener una conversación. Claro que
no se me escapa hacer faltas pero en este contexto ocurre igual lo explicado de
arriba: Inténtalo y los demás van a
mencionar tu esfuerzo y te ayudan. No tiene que ser perfecto lo que digo yo,
siempre y cuando pueda comunicarme. En
este caso cuenta el dicho famoso "El camino se hace al caminar."
Así que en estas dos semanas ya he aprendido mucho: Conocí a mi compañera de piso, Marine, con la que hablo en francés. Sobre todo voy aprendiendo muchas palabras de la cocina, jaja. También me encontré con otra voluntaria alemana que también hace su voluntariado aquí en Gijón. Hemos comido en un café que se llama "Catlove" y que ya me gustá muuucho. (¿Véase este café? ¿Qué bonito es? ¡Y que sólo costó 2,20 Euros! En Alemania puede costar entre 3 y 4 euros) Además acaba de terminar la llegada de formación para voluntarios aquí en España y aunque fue online nos divertimos todos. Seguramente volveré a ver a algunos de los voluntarios como el viernes comimos con las de Gijón, Marine y yo. Debería de continuar la lista con las cosas ya hechas aquí pero creo que imágenes hablan más que palabras:
imagen prometido del café nueva amiga en Gijón (otra voluntaria alemana que trabaja en un jardín infantil/colegio
Formación de la llegada:
En el aquario de Gijón
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