Ellos sabían, mejor que nadie, a qué se estaba refiriendo el coordinador del Plan sobre Drogas del Principado cuando se lamentaba, ante un auditorio conformado por familiares y enfermos alcohólicos rehabilitados, de su frustración y la de los coordinadores de toda España, por el consumo de alcohol en los jóvenes. «Es un problema en el que no avanzamos, no se consigue elevar la edad en que los chicos empiezan a beber ni reducir sus patrones de conducta», afirmó José Ramón Hevia, a modo de justificación del plan estratégico nacional que se va a poner en marcha el próximo año para intentar atajar el problema.
Hevia contó a los asistentes a la presentación del número ocho de la revista de Asfear (Asociación de Familiares y Enfermos Alcohólicos Rehabilitados La Santina) que recientemente, en Madrid, los coordinadores de los planes sobre drogas de todas las comunidades autónomas habían establecido que «el consumo de alcohol en los jóvenes y en las mujeres constituye la mayor prioridad del plan estratégico nacional», extremo avanzado el pasado septiembre por la ministra de Sanidad y Política Social, quien apostó por involucrar en la campaña a la opinión pública.
«Es esencial», reafirmó José Ramón Hevia, quien señaló que «cuanto más tarde comience el menor a beber, más disminuye el número de personas, ya adultas, con alcoholismo». Según los datos que maneja la Consejería de Salud y Servicios Sanitarios, en Asturias los menores beben sus primeras copas a los 13,7 años. Pero no es ése el único problema. La incorporación de la mujer al consumo descontrolado y a edades tempranas ha descolocado también a los estudiosos. El propio Hevia señaló ayer que es «una realidad que desconocemos. Lo que sí sabemos es que tiene más dificultades que el hombre para afrontar y resolver el problema, pero no sabemos por qué. Y tenemos que romper barreras, colaborar con quienes trabajan habitualmente con esos problemas. Pero vamos a romper esas barreras y vamos a mejorar», dijo, confiado en un trabajo en equipo que Asfear ha desarrollado siempre con una fuerte implicación en el entorno.
El que no compartió su entusiasmo por una dedicación parcelaria a combatir el alcoholismo fue el consejero de Salud, José Ramón Quirós, quien afirmó que «a mí me preocupa el alcohol en general, no sólo en los jóvenes y en las mujeres, porque afecta a toda la vida de las personas. No sólo al ámbito sanitario, sino al personal, al laboral, al social, y es importante tener ayuda, no quedarte con las cosas dentro. Por eso, el trabajo que realiza la gente de Asfear es básico, porque el alcohol es una droga legal, está en todas partes, en nuestras casas, en la convivencia social, y la gente no se da cuenta de que tiene un problema».
En ese mismo sentido, pero más crítica, se posicionó la presidenta de la Fundación Municipal de Servicios Sociales, Esperanza Fernández, quien no perdió la ocasión de censurar a quienes «se preocupan tanto» por el traslado del Albergue Covadonga a El Natahoyo, «y no por que sus hijos salen a las cinco y a las seis ya tienen la gran borrachera».
La presentación de cada número de la revista de Asfear, que ayer fue coordinada por Gonzalo Mieres, se ha convertido en una cita esperada y compartida. Y a ello no es ajeno su presidente, Miguel Ángel Fernández, quien acerca tanto a su entorno como aleja el alcohol.
