La semana reúne a diseñadores gráficos con aspirantes a serlo, presenta obra nueva y logra envolver de rock and roll un lienzo
El arte habla todos los lenguajes y para demostrarlo AlNorte09, la Semana Nacional de Arte Contemporáneo de Asturias, que promueven EL COMERCIO y LA VOZ DE AVILÉS, se expresó ayer en varios de ellos. De la música a las creaciones gráficas, pasando por la pintura y el mundo editorial y las acciones performativas.
Por la mañana, en Avilés, el idioma de AlNorte fueron las claves del diseño. En el salón de actos del Palacio de Valdecarzana los alumnos de la Escuela de Arte conocieron de primera mano su universo interrogando y escuchando a tres profesionales, Luisma Hernández (presidente de los diseñadores gráficos de Asturias), Frank Pérez y Marcelino de la Fuente, que ya han logrado abrirse camino en tan difícil territorio y que participaron en una intensa mesa redonda ('Diseñadores anticrisis') en la que, de nuevo, el interés de los aspirantes a creadores se centró más en la parte pecuniaria del trabajo que en la creativa. «¿Cuáles son vuestras tarifas?», preguntó alguno de los asistentes, más preocupados por si dará de comer su vocación que por cómo encararla. De hecho, el encuentro, al que hubo que ponerle punto y final forzado porque las preguntas no cesaban y las respuestas se hacían cada vez más interesantes, acabó siendo en manual de acción para futuros empresarios. Se habló de la competencia desleal, «muy de moda en cualquier sector», de la ética del trabajo «no siempre bien entendida». Pero también de la experiencia personal de cada uno de los invitados. Hernández, Pérez y de la Fuente contaron algunos de sus mejores momentos como diseñadores, asegurando que cada uno de ellos tiene el suficiente peso en sus recuerdos como para seguir adelante.
Al concluir el debate, en Avilés siguió la aventura multilingüe de AlNorte, esta vez con la presentación de dos proyectos de dos jóvenes artistas.
Nuevas visiones
Rubén Suárez, que pretende unión entre el arte y la huerta, con una acción en la que implica a públicos de todas las edades y que integra en su proyecto fin de carrera, y Francisco Redondo, que dio a conocer su libro-arte en braille, que incurre en cierta poética de la ceguera.
Todo este ocurría antes de que los participantes de AlNorte se fueran a comer y ocurría en Avilés. Mientras en Gijón, Pedro Fano preparaba las herramientas de su encuentro con los niños, en el Museo Piñole,
Titulado 'Pain&roll', su taller creó una conjunción de fuerzas entre la pintura y la música. De hecho, los pequeños participantes realizaron un enorme mural sobre el suelo como quien «convierte el lienzo en una pista de baile», les decía Fano, en la que el movimiento del bailarín se traslada en imágenes al papel. Ceras, rotuladores, lápices y algún spray fueron los aliados del taller en el que sonaron todo tipo de músicas.
