Después de casi dos meses buscando piso había llegado el momento,
por fin tenía casa y estaba subida a un avión rumbo a Colonia. No
os voy a mentir estaba bastante nerviosa. Nada más llegar conocí a
Sebastián quien sería mi compañero durante toda mi estancia y a
que ahora le llamo cariñosamente «Bastian».
El primer día de oficina fue aterrador. Llegaba tarde, estaba lloviendo y la idea de tener que hablar todo el día alemán no me consolaba, pero cual fue mi sorpresa cuando viene a darme la bienvenida Louie, un adorable perro marrón que me llevaba por la cintura, detrás de él y con una sonrisa de oreja a oreja estaba Hannah Linna. Después de todas las presentaciones me comenzaron a explicar los rasgos generales de la empresa. Ese día llegué exhausta a casa, pero al mismo tiempo estaba feliz, porque sabía que era el comienzo de una experiencia increíble.
Pocos días después de mi llegada a Sommerblut se incorporó Emily, una chica de mi edad que iba a realizar unas prácticas como asistente en uno de los muchos proyectos teatrales. Sinceramente fue un alivio tenerla cerca y ver que no era la única que estaba perdida en las reuniones.
Por otra parte, para mi este fue un mes de reencuentros. Para que lo entendáis mejor, hice mi Erasmus en esta misma ciudad hace un par de años y desde entonces no había vuelto a ver a muchos de mis amigos. Nada más llegar me invitaron a una fiesta de cumpleaños krank, como dirían mis amigos. Aquí os dejo una foto donde nos sentíamos un poco como las Spice girls.
Poco después llegó el famoso Karneval, llenando las calles de música, color, disfraces, caramelos y, por qué no decirlo, cerveza mucha cerveza. Conseguí un disfraz de «chica bavara» en una tienda de segunda mano, aunque todos mis amigos decían que era Heidi.
Sin duda, el carnaval en esta zona de Alemania es toda una cultura.
Antes de terminar el mes organizamos una cena en el hostel donde uno del grupo trabajaba como cocinero. Gracias Emilio por la mejor hamburguesa vegana que jamás he comido <3 y gracias a tu jefe por enmarcar nuestra cuenta, la cual sigue colgada en el salón de Jordano.