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El sueño de 'Mädchen-WG' se ha hecho realidad/Formar parte de una serie infantil durante 4 días  - Claudia Hahn desde España

Esta Semana Santa ha sido especial para mí.

Creo que podría decir que fue una de las mejores en mi vida.

El jueves por la mañana me fui con Emma, Luca y Viktoria (tres alemanas) a Galicia, a Santiago de Compostela. Aunque tuve que despertarme muy temprano, tenía mucha ilusión por ese fin de semana. Medio muertas fuimos seis horas en autobús desde Gijón hasta la ciudad de la peregrinación de Europa. Esta última era también la imagen que nos transmitía la ciudad. Fue muy impresionante ver a todos los peregrinos que acababan de hacer el camino de Santiago: una mitad sacando selfies delante de la catedral, otra mitad tumbada en el suelo. Así que no éramos los únicos que estábamos agotados, aunque sólo hicimos el viaje en autobús ejem. No obstante con nuestras mochilas parecíamos peregrinos, por lo menos menos un señor intentó vendernos un albergue pero ya teníamos un alojamiento - uno fantástico. Realmente me enamoré de nuestro Airbnb que alquilamos para esos cuatro días, justo en el centro con vistas a la puesta del sol y una Churrería al lado - ayy,  simplemente perfecto.

 

 

Bueno, tampoco era el alojamiento menos caro del mundo... pero valió la pena. Si tuviera que decorar mi piso de un cierto modo, lo haría como en ese piso.
Un poco nos sentíamos como en la serie infantil alemana "Mädchen-WG" (piso compartido de chicas).

 

 

En la serie hay cinco chicas de 13-14 años que no se conocían de antes y que vivirán juntas  en una villa durante un mes. De hecho, dos de nosotras no se conocían antes y como en la serie recibimos unas instrucciones para coger las llaves. Se encontraban en un sobre que fue entregado en la Churrería. Como en la serie el interior nos dejó sin palabras. Seguro que dijimos "wow" mil veces. Estaba decorada de forma muy colorida, pero muy acorde entre sí.

Vale, ya basta de hablar del piso xD pero puedo decir que me gustaría volver.

 

Dejamos nuestras mochilas allí y tras una breve consulta sobre las compras fuimos al supermercado  (también todo como en la serie, jaja). Como era Jueves Santo, nos llevó algunos intentos encontrar un supermercado todavía abierto. Al final estábamos muy orgullosas de nuestra compra: Un buen equilibrio entre cosas saludables - y no saludables. Compramos ingredientes para cocinar nosotras mismas (entre otras cosas para una lasaña vegetal muy rica - mmm), huevos, verdura, pan, frutas, etc. Claro que lo tampoco puede faltar en Semana Santa es el chocolate y para esta ocasión compramos unos huevos de chocolate de Kinder Sopresa (Kinder Überraschungseier) que queríamos esconder el domingo en el piso para los demás y buscarlos. Es una tradición que se hace en Alemania: Esconder los regalos (o bueno, de hecho es el Conejo de Pascua quién  lo hace) y buscarlos. También se tiñen los huevos cocidos. Vi que mis amigos lo habían hecho.

 
 Frohe Ostern = Felices Pascuas

Nosotras nos quedamos con el chocolate jeje. Al final hicimos una pequeña competición para averiguar cuanto iba a costar toda la compra y la ganadora recibió un smoothie y bueno, mucho honor...  

También hicimos algunas Roomtours para nuestras familias (y sí, me gustó mucho el piso) pero continuemos con la ciudad.

Fuimos al centro y a nuestro primer parque, hay muchos en Santiago.

Antes de ir no tenía una imagen de Santiago de Compostela, solo que allí termina el Camino de ... Santiago jaja. Así que era de esperar que hubiera muchos turistas, sobre todo por la Semana Santa. Sin embargo tengo que decir que a pesar de los turistas era una ciudad muy tranquila - ¡increíble! - con un ambiente muy acogedor. Había una zona muy bonita para pasear en el centro con muchos callejones.

 

El ambiente de la ciudad me recordaba a la Edad Media. Especialmente si caminabas alrededor de la catedral, te encontrabas con gaiteros.

Hemos estado en muchos parques, desde parques muy románticos con puentecitos y pabellones, hasta uno que parecía territorio de estudiantes, pasando por un parque abandonado con cisnes en el que terminamos jugando en el arroyo como niñas.

Nos sentamos allí, todas leyendo su libro o los artículos de las noticias enviados por la abuela desde Alemania jaja o escribimos en nuestro diario. De vez en cuando entramos en las tiendas chulas y compramos cartas postales y souvenirs. Así que también fuimos buenas turistas. Por supuesto, también fuimos a la catedral y lo que me llamó la atención fue cómo la gente se paraba frente a la escena de la crucifixión de Jesús y se tomaba fotos y selfies. De alguna manera... nos parecía un poco inapropiado. Yo también siempre saco fotos cuando puedo - por un lado porque me gusta y por otro lado para tener un recuerdo de aquel momento. Pero en este caso el carácter turístico me echó un poco para atrás. Me pareció un mal uso porque así se perdió la cualidad contemplativa del lugar. No me llamaría a mí misma una creyente rigurosa pero me parecía un tanto irrespetuoso con aquellos para quienes este acontecimiento tiene un gran significado, sobre todo porque era Viernes Santo. Aunque estoy segura de que la gran mayoría de ellos no querían expresarlo de esa manera y no se trata del verdadero lugar dónde crucificaron a Jesús sino de unas fotos delante de una escena impresionante con estatuas doradas. Pero debido a la multitud de personas que se tomaban selfies, así se perdió el carácter contemplativo de la iglesia, eso diría yo pero no juzgo a los que hacían una foto.

(Me parece más problemático sacar selfies en lugares reales con una historia trágica. Hubo un debate en las redes sociales sobre un caso particular en el que una pareja tomó selfies con risas felices ante las tumbas de un campo de concentración y subió las selfies con Hashtags como #Auschwitz etc. Hablamos de ello en la clase de historia y me hizo pensar mucho. Decidí que prefiero no sacar selfies en lugares conmemorativos con una historia trágica, como por ejemplo la muerte de personas - fotos sí porque así también se llama la atención sobre el lugar y el acontecimiento pero no selfies).

 

Otra cosa que me impresionó fue ver las ceremonias de Semana Santa en las calles.

Seguro que vimos al menos seis de esas, la primera el jueves y puedo decir que durante la noche tenía algo espeluznante.
Estábamos jugando algunos juegos en nuestro piso cuando oímos el rítmico latido del exterior.

El resto de los días los pasamos así: Dando paseos por la ciudad, leyendo, escribiendo o escuchando música en los parques, jugando juegos y charlando en el piso y posiblemente gritando al ritmo de las canciones de la infancia. xD

 

Fue muy agradable y por una vez me sentí como en vacaciones. :)


  

Uno de los aspectos más destacados fue comer fuera todos los días porque salíamos una vez al día (una vez para cenar, desayunar y finalmente comer juntos) y por supuesto la Churrería que estaba justo al lado.

Y es cierto: Existen churros, que me gustan.
Ahora solo tengo que encontrarlos en Gijón.

 

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