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Uno, dos, muchos - Claudia Hahn desde España

Creo que finalmente puedo decir que me he adaptado bien a Gijón.

 

Tengo mis rutinas, hay cambios, conozco a alguna gente, algunos se van, cojo café con leche de avena o de soja, saco fotos, doy paseos o corro...

 

 

También tengo la sensación de que he superado el momento en el que tienes que empezar casi todas las conversaciones desde cero una y otra vez. Esto me cansa un poco y me alegra poder decir que tengo mi rutina pero que mi tiempo libre es también variado. Echo de menos a mis amigos en Alemania pero me duele también imaginarme dejar atrás a algunas personas en tres meses. Mejor no pensar en esto.

  
Solo al mirar las fotos tranquilamente me di cuenta de que en la segunda un señor pasaba justo cuando saqué la foto, un poco creepy jaja

El lunes hice muchas gestiones. Fui a la oficina de correos en el centro comercial y tengo que decir que la oficina de correos española no es mucho más rápida que la alemana. Son estos momentos en los que haces la cola, esperas mucho tiempo para que por fin llegue tu turno y de repente te encuentras afuera después de 2 minutos.

Al menos ahora tengo todo enviado, o bueno, casi.

De hecho, quisiera enviar un paquete a Alemania pero resulta que es más caro enviar un paquete desde España a Alemania que al revés. Por eso sigo indecisa si quiero hacerlo o no porque después de todo, los cafés también cuestan algo. Mi indecisión fue también la razón por qué he tardado tanto en dar el paso de ir a la oficina de correos - la famosa procrastinación: Aunque sé que no será mejor dejar las cosas para más tarde...

En la mayoría de los casos esta es la razón verdadera por la cuál tardo en hacer cosas, no porque realmente me lleve tanto tiempo hacerlo o decidirme... Estoy en ello.

También he notado algo más: Como llevo unas semanas encontrándome casi cada día con la gente, a veces aún dos veces al día, me siento un poco perdida cuando estoy sola. Quiero decir que me cuesta disfrutar de las horas que tengo solo para mi misma y que me cuesta relajarme. Hay cosas que estuvieron en mi lista de tareas por hacer desde hace semanas y meses y algunos de ellos ocupan más tiempo. Así que, he aplazado algunas cosas aunque soy una persona bastante activa y productiva. No es que no hago nada, hago demasiadas cosas a la vez e intento trabajar de forma muy eficaz. Por ejemplo, muchas veces aprendo idiomas en el camino hacia un encuentro en el centro (lo que está 15-20 minutos a pie) escuchando un podcast o repitiendo el vocabulario o respondo a mensajes de amigos. En sí mismo, eso no tiene nada de malo pero realmente noté que es difícil para mí desconectar la cabeza y hacer nada-nada (porque claro: No hay que olvidar que hay todavía cosas que hacer...).

¿Cómo he vuelto a ser consciente de ello? No es algo nuevo para mí.

El domingo me sentí mal. Fue como si estuviera enferma sin estar enferma. No tenía fiebre o algo así pero sentí que estaba muy cansada. Lo sabía antes, pero volví a darme cuenta de que vivo en estos extremos y que no tengo un buen equilibro entre mi trabajo y el descanso. Así que mi meta para esta semana ha sido darme más pausas - y realmente lo implementé.

Bueno, en parte.

Obviamente me encontré con mucha gente.

Y el lunes estuve muy productiva.

PERO intenté integrar algunas pausas después de mis encuentros dando un paseo al lado de mar o leyendo antes de irme a la cama. Por cierto, casi he terminado mi libro. Por un lado, me alegra mucho, por otro lado me deprime un poco que sea el primer libro que realmente termino de leer este año. Antes leer solía ser una de las cosas que me relajaban, cómo los libros me llevaban a otros mundos y me sumergían en una historia y cómo a veces realmente no podía dejar un libro al lado.

Eso parece ser cosa del pasado. Últimamente tengo que motivarme mucho para no hacer otra cosa después de leer dos páginas. Menos mal que me gusta el libro que estoy leyendo ahora: Se llama "Lengua y ser", si lo traduces literalmente. (Creo que el título lo indica ya, no es un libro ficcional pero es muy interesante. Habla de cómo el lenguaje que usamos influencia nuestro pensamiento y al revés. ¿Sabíais que hay una población que no tiene números en su idioma? ¿Que no pueden contar correctamente? No me acuerdo ya del nombre de la población pero viven aislados del mundo oeste. Solo tienen términos para: uno, dos y "muchos." Y es cierto que se hizo un experimento en el que los participantes tenían que poner el mismo número de palos en el suelo que los que estaban enfrente de ellos. Cuántos más palos fueron, menos preciso era el resultado, es decir, más se alejaba el número de palos de los participantes del número de los que tenían delante.

Es muy difícil imaginarme esto y al mismo tiempo fascinante. Mis conocimientos de matemáticas son muy básicos pero sé contar y lo hago cada día. No me puedo imaginar no ser capaz de contar.

Pero tampoco puedo imaginarme no saber escribir o leer y hay tanta gente que no tuvo el privilegio de aprenderlo.

No obstante, siguen con su vida cotidiana.

Así que quizás es posible no saber contar, ¿quién sabe?

La semana pasada estuvimos con Luis en un instituto para un taller sobre "Participación: Qué posibilidades hay (por ejemplo persiguiendo tus intereses en asociaciones, luchando por tus derechos, llamando la atención a temas importantes). En esta sesión, la primera de tres, hablamos entonces sobre los intereses de los alumnos. Marine y yo también formamos parte de dos grupos. Hubo un chico ucraniano en mi grupo que sabe hablar muy poco en español. Como el tema era muy básico (aficiones), intenté hablar en ruso con él. Bueno, ya puedo deciros que no funcionó muy bien. (Todavía no he aprendido el vocabulario del "boxeo", más bien "jugar al fútbol" o "tocar el piano"...) Por lo menos lo intenté. Al mismo tiempo los demás se enteraron de que hablo ruso, además de español, alemán e inglés y claro les sorprendió. Al final del taller vino una chica para preguntarme cómo lo he hecho para hablar tantos idiomas, si le puedo recomendar algo porque quiere mejorar su inglés. De alguna manera me alegró mucho y me sentí un poco ... no sé ... honrada (?).  Hoy le he escrito una lista corta con algunos consejos. Yo si fuera ella me hubiera alegrado de algo así , quizá le ayuda y si no, no pasa nada.

Ahora más impresiones de mi semana: 

 

  

El fin de semana fui con lidia, Stif y Paul a un pueblo (del que siempre se me olvida su nombre, pero estaba muy guay allí) 

 

 

Esta era una cafetería bellísima. Sin embargo no había nadie allí, así que aprovechamos el buen tiempo en su tareza.
Ah, y Nana la perra de Stif también estaba con nosotros.  

 

 

También fuimos a la playa: 
  

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