Europa

Tras la vuelta de las vacaciones de Navidad no hubo muchos cambios en las actividades rutinarias de cada día en el instituto. Como siempre, la profesora de español escoge a dos alumnos con los que mantendré una conversación en español en un aula a parte. Depende de su nivel, adapto la clase de una manera u otra. Martyna, mi compañera de aventuras y voluntariado que trabaja conmigo en el LARPS, tuvo la gran idea de organizar un viaje a Marruecos para ir a un campamento de surf durante las vacaciones de febrero. Ella y yo, nos embarcamos en un emocionante viaje. Este comenzó en Mauléon-Licharre, el pueblo donde vivimos, conducimos hasta Pau, donde dejamos nuestro coche aparcado porque a la vuelta tendríamos un seminario allí y desde ese punto, hicimos autoestop todo el camino hasta Anglet, donde pasamos el fin de semana con dos buenas amigas voluntarias que residen allí. Después de dos autobuses, varios paradas de autoestop y dos blablacar más tarde, llegamos a Asturias, lugar donde pasaríamos cuatro días en mi casa y visitando gijón y oviedo hasta que finalmente partimos a Madrid, donde volamos hasta Agadir, Marruecos.

El primer día, las condiciones no eran buenas para surfear con lo cual, visitamos el mercado agadir, una fábrica de aceite de argán y paradise valley junto con el grupo de polacos con los que pasaríamos toda la semana surcando las olas. Las personas fueron agradables y la comida, simplemente deliciosa. La semana de aprendizaje y diversión en el mar pasó más rápido de lo que me hubiera gustado y para cuando nos dimos cuenta, la hora de coger el avión de vuelta ya había llegado. Este nos dejó en Perpignan, ciudad donde pasamos la noche para que al día siguiente una jornada entera de viaje haciendo autoestop hasta Pau nos diera la bienvenida. El lunes tuvimos el seminario junto con los otros voluntarios, a los que sin duda, echaré mucho de menos cuando esta experiencia termine. Y ahora otra vez de vuelta a la rutina.