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Mi primer choque cultural - Claudia Hahn desde España

Esta semana ha estado llena de nuevas experiencias y nuevos encuentros.

El miércoles Marine y yo hemos tenido que despedir a nuestro profe de español, una lástima porque me gustaron mucho las clases. Además me parecieron bastante útiles porque repasamos todos los tiempos gramaticales, la diferencia entre estar y ser, el subjuntivo y el profe nos enseño muchas expresiones de lo cotidiano. Como pequeño regalo, Marine y yo hicimos algunas galletas de navidad, una tradición en Alemania.
Así se me ocurrió mi primer choque cultural: Esta semana me he enterado de que no todo el mundo hace galletas de navidad... Sucedió el sábado cuando Viktoria (otra voluntaria alemana aquí en Gijón) y yo nos encontramos para hacer galletas de navidad. Nos encontramos en su albergue porque tiene un horno grande. Pronto toda la casa olía a galletas y la gente vino para saber lo que hacíamos - y claro también para probarlas. ;)
   
Entonces les preguntamos que hacemos galletas de navidad y por su expresión de sorpresa les pregunté si no lo suelen hacer antes de navidad. Me respondieron que normalmente las compran. Así que les pregunté si habían hecho galletas al menos en su infancia. La respuesta fue otra vez: "No" y  Viktoria y yo nos quedamos en estado de choque. De alguna manera, toda mi vida había pensado que todo el mundo hace galletas de navidad, o digamos por lo menos todos en el mundo oeste y como España no está tan lejos de Alemania no se me ocurrió la idea de que solo fuera una tradición en el Norte de Europa, como me explicó Marine. También le pregunté si lo hacen en Francia, pero allí tampoco...

Entonces, a lo largo de la semana pregunté a todos los grupos de conversación y a los alumnos en el instituto si solían hacer galletas de navidad, sin tener mucha suerte en encontrar a gente, quizás encontré a tres personas. ¡Qué lastima! Todos los españoles y franceses del mundo se están perdiendo una tradición maravillosa... Bueno, a veces es así.
Como Marine tampoco conocía esta tradición alemana, hicimos galletas juntas el martes y ofrecimos una parte al profe de español que se alegró mucho del regalo.
   

Ahora que he horneado galletas dos veces en una semana, escuchando música navideña, que por fin se ha encendido la decoración navideña en Gijón, y que cada día encuentro algo nuevo en mi calendario de Adviento (mis amigas me enviaron uno), puedo decir: Definitivamente tengo el espíritu de la Navidad.

Ayer me encontré con Nahuel, un chico del Jurado Joven del FICX que aprende alemán y entonces hablamos mucho en mi lengua materna (una situación poco familiar para mí ahora, que estoy acostumbrada a hablar de todo - inglés, francés, español - pero no alemán). Después de un rato, nos encontramos con Marine y fuimos juntos al mercado de navidad, aquí en Gijón. Es pequeño pero me gusta que haya uno aquí también. Después Nahuel nos enseñó donde está la pista de patinaje y nos separamos. No creo que nos veamos otra vez este año pero seguramente en 2023. Fue muy guay encontrar a alguien que aprende tu idioma materna y que busca a un nativo para practicar. Normalmente siempre era yo la persona que buscó a alguien para hablar español (u otro idioma) y fue agradable estar en la otra posición para un cambio.

En general, noto cómo voy conociendo cada vez a más gente y esto me ayuda mucho para sentirme más en casa. El viernes por ejemplo nos encontramos con otras voluntarias de Asturias y pasamos todo el día juntas. Primero tomamos un brunch, después nos fuimos al Jardín Botánico aquí en Gijón que es muy grande. Nos perdimos un poco en el laberinto...pero finalmente encontramos la salida, jaja. Después echamos un vistazo a la Universidad Laboral justo al lado del Jardín Botánico antes de tomar el autobús para llegar al centro. Allí, comimos algo en un restaurante cerca de la playa. El restaurante me pareció un poco especial con su música espiritual y su decoración muy colorada, pero la comida estuvo rica. Para terminar fuimos a un café - el Jardín de Gloria - y cuando terminamos, la decoración navideña había sido encendida por fin. Nos despedimos y las voluntarias se fueron a sus ciudades pero intercambiamos números de teléfono y ahora tenemos un grupo de WhatsApp. Llegado a nuestro piso, estaba muy cansada. Sin embargo no me quedé en casa. Viktoria nos había invitado a una cena con una chica de su grupo de yoga que es Au pair. Resultó que era una cena con varias Au pairs y así encontré a dos chicas alemanas y nos llevamos bien desde el principio. Así que no veo el momento de volver a verlas. Creo que finalmente estoy empezando a hacer amigos.

 

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