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Un mes y tantas cosas que contar - Manon Claire en España

Me parece que no os conté nada aquí desde hace casi... ¿un mes creo? Y cosas que contar... ¡sí que hay muchas!

Desde la última vez, regresé a Francia para Navidad. Antes de irme, visité una especie de exposición en la Laboral, con juegos de luces  y proyecciones. Para deciros la verdad, estaba con Alex, su novia Carmen y Lena, y ninguno de nosotros entendió el significado de la exposición 😂 Pero bueno, todavía era interesante verla y pasamos un buen momento juntos. El día antes del viaje a casa, Lena cocinó una comida típica de Alemania: habíamos decidido que, para celebrar nuestras vacaciones, cada una cocinaría un plato típico de su país para comerlo juntas. A Lena le tocó antes del viaje, y yo a la vuelta. Así, para despedirnos, compartimos un plato con patatas y carne, hablando de las ganas que teníamos de volver a casa para las fiestas.

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El día después, martes 21: ¡a casa! Cuando llegué al aeropuerto de París, mi papa me estaba esperando, y cuando le vi, me puse a correr para abrazarle. Después, llegué a casa en silencio para que mis abuelos no me oyeron... De hecho, ¡no sabían que volvería ese día! El 22 de diciembre, viajaban a casa de mi tía para Navidad, y yo les había dicho que volvería a casa el 23 como no tenía muchos días de vacaciones... Pero desde el principio, había previsto volver el 21. Así que: ¡sorpresa! Cuando me vieron, no se lo esperaban: fue un momento lleno de emoción del que voy a recordar toda mi vida ♥ Pasé estos 5 días disfrutando de momentos sencillos con mi familia (y también con el perrito de mis abuelos, que se quedó pegado a mí toda mi estancia) y a comer platos típicos de mi país que echaba mucho de menos: fue un maratón de platos con queso jaja.

 

También aproveche de mi estancia para volver a ver algunas amigas. No me quedaba bastante tiempo para ver a todos mis amigos, pero a lo mejor pude disfrutar de momentos muy bonitos con 3 de ellos. Así, el miércoles, fui a París con mi amiga Ornella, con la que había hecho mi Erasmus en Finlandia. Paseamos por las calles de Montmartre, comimos crepes, y sobre todo hablamos un montón. Me hizo mucha ilusión tener sus consejos y sus impresiones sobre las cosas que necesitaba contarle, y disfrutamos mucho de ese tiempo juntas. Después, por la noche, me reencontré con dos amigas del liceo, con las que cada año nos regalamos algo para la navidad. Vinieron a mi casa y pasamos toda la noche juntas, y una vez más me hizo mucha ilusión.

    

Ya llegó la Navidad. Ese año más que nunca, era un momento de reencuentro con mis primos, mi tía, mi tío, mi abuela, mi hermano, mis padres, ... En fin, toda la familia, y como no me quedaba mucho tiempo en Francia, esos momentos juntos eran aún más intensos y valiosos. Hablamos, reímos, comimos por supuesto, y no podía ser más feliz de encontrarme con ellos.

  

El tiempo pasó volando. Apenas reunidos, ya teníamos que separarnos de nuevo, y yo tenía que volver a Asturias. Y qué difícil fue la vuelta a España... De hecho, justo antes de llegar a casa, Lena se enteró de que una amiga suya, con la que había tenido contacto, tenía Covid... Y el día después, dio positiva. Fue un momento bastante complicado para mí, ya que esa situación sanitaria es algo que me agobia un montón. Pero lo más importante era que Lena estaba bien. Entonces, intenté hacer todo lo que podía para que tanto ella como yo no nos sentieramos tan aisladas. Llevaba las compras que Nanús había hecho para nosotras (afortunadamente ella estaba aquí para apoyarnos en esa situación), hablábamos por la ventana, nos llamábamos por video... Aunque teníamos que desinfectar literalmente todo en el piso y no cruzarnos, no lo pasamos tan mal. Y como no había visto a Lena, tenía la suerte de poder salir y disfrutar del tiempo increíble que tuvimos esa semana (¡casi 20 grados en diciembre!). Paseaba a las orillas del mar, y eso me permitió relajarme y relativizar.

  

   

Sin embargo, lo más duro fue noche vieja. Con toda esa situación, era obvio de cancelar nuestros planes y de no hacer nada especial para celebrar el nuevo año. Me sentí muy sola esta noche, sobre todo viendo a otros hacer fiesta y estar juntos, y yo, estar sola en mi habitación. A pesar de todo eso, intenté tratar de que esa noche vieja tan especial lo sea aún más. Cociné un roti para Lena y para mí, lo comimos juntas en video llamada, y comimos las 12 uvas por la ventana: ¡teníamos que respetar las tradiciones! Para terminar esa noche y acoger 2022 de la mejor manera posible, me fui a la playa y metí los pies en el mar: no voy a poder hacer eso todos los años, así que era la ocasión perfecta.

 

Los días después todavía fueron un poco duros, para deciros la verdad. No puedes sentirte bien todos los días, y esos primeros días de 2022 fueron para mí bastante complicados. Echaba un montón de menos a mi familia, como era la primera vez que no estaba con ellos en ese momento del año. Otra vez, pasear por el mar me permitió relajarme: qué bonitas son las vistas a la puesta del sol...

 

Después de esos momentos, volvimos a la vida casi normal cuando Lena terminó su cuarentena. Digo casi porque, como en toda Europa, las restricciones Covid son más estrictas en Asturias también. ¡Pero no nos impidieron ver la Cabalgata de los Reyes Magos por las calles de Gijón! Era la primera vez que asistía a esta tradición española, y se podía ver que era muy importante este espectáculo. Todo el mundo estaba gritando, lanzando confetis, saludando a la gente desfilando. Para la anécdota, ocurrió algo rarísimo: estábamos mirando la Cabalgata con Lena, y, de repente, un hombre que estaba desfilando vino hacia nosotras y se puso a hablarme francés, y a Lena alemán, como si nos conociera y que supiera quienes eramos. Lo único es que... no tenemos ni idea de quién era esa persona 😂 Así que si lee este post, ¡que nos diga quién era! Fue un momento muy gracioso y me alegré mucho vivir una experiencia típica (incluso si encontré confetis en toda la casa durante una semana).

   

El finde pasado, fui a Avilés con Lena. Como hacía sol, queríamos aprovechar del buen tiempo para visitar un lugar nuevo. Lena me sorprendió mucho, y estaba muy contenta verla así: ella que normalmente necesita tener todo organizado, esa vez, paseamos por la ciudad sin ningún objetivo, a tal punto que llegamos a la Playa de Salinas, a 5km. Paseamos tranquilamente durante casi 3 horas, disfrutando del mar, del aire libre, y de los callejones de Avilés.

  

   

Terminamos nuestro día con, por fin, la cena francesa que no habíamos podido hacer a la vuelta de nuestra estancia en casa, y con una peli. También, intercambiamos los regalos que hicimos para cada una para el día de los Reyes.

 

¡Ya está! Creo que estáis al día de todo lo que ocurrió esas últimas semanas. La semana que viene, empezamos una nueva actividad en nuestro voluntariado. De hecho, por culpa de las restricciones, muchas cosas han sido canceladas (las charlas, las intervenciones en los institutos, ...), así que no tenemos mucho trabajo. Por eso, vamos a empezar a trabajar con la asociación Cuantayá, para hacer apoyo escolar en inglés con jóvenes. Tengo muchas ganas de empezar esta nueva oportunidad: os contaré todo la semana que viene.

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