Este cuarto mes en Alemania ha sido genial y el mejor mes que he tenido hasta ahora. Las primeras semanas visité Estrasburgo y la Selva Negra y después en el circo hicimos un proyecto con los niños de un colegio durante una semana entera. Eran muchísimos niños e incluso había un colegio que venía de Francia. Tuve que enseñarles como montar en monociclo junto con otra chica alemana y el último día cada grupo hizo un show en la carpa del circo. Fue muy interesante porque pude ver todo el proceso de la preparación de un espectáculo de circo por primera vez y no solo verlo sino también participar. Me sentí muy afortunada. Enseñamos a los niños a montar en monociclo y junto con ellos preparamos el show, además de pensar y hacer pruebas de vestuario, ensayar el número e incluso los tuvimos que maquillar. Lo pasé super bien y me encanto haber estado en el proyecto ya que conocí mucha gente y fue todo muy agradable. Además, fue todo un reto para mí porque apenas sabía explicarles como montar en monociclo a los niños en alemán, pero me sentí muy bien al final. Este proyecto junto con el anterior festival ha sido para mí los más interesante y divertidos. Y también muy agotador porque en cuanto terminó y me fui a casa a dormir dormí ¡12 horas seguidas!
Después de esa semana me fui a visitar Colmar en Francia y la semana siguiente fui con otras dos voluntarias europeas a visitar Constanza y Tubinga, una de las ciudades más antiguas de Alemania.
Este fin de semana me escapé a Francia, después de un mes y medio sin ver a mi familia.
Después de un viaje largo (7 horas de bus y luego 3 horas de coche desde San Sebastián), finalmente llegué a Burdeos el 31 de octubre, justo para celebrar Halloween. Ya sabía que Halloween en Burdeos no era la gran cosa, pero igual me emocioné y decidí disfrazarme de una bola disco!