En el mes de febrero solo he pasado dos semanas en Pula, la verdad. A principios de mes, me escapé de vuelta a España. Pude pasar el Antroxu en Gijón por primera vez en seis años (mira que tener que irme a Croacia para poder volver al carnaval asturiano...). Tras una parada rápida en Madrid y problemas con los vuelos, acabé a las 5 de la mañana en Split, lloviendo a cántaros, delante del hostal en el que nadie parecía abrirme. Todo acabó bien, pero era necesario compartir mi pequeña crisis mañanera.
El Mid-term training fue genial. Como siempre, hubo muy buen rollo entre los voluntarios pude conocer a gente y proyectos que de otra manera no hubiese sido posible. Además, la habitación que compartía con las otras voluntarias de Pula era la única con balcón y tenía unas vistas envidiables sobre la playa más famosa de Croacia.
El tiempo no acompañó demasiado, pero fue un privilegio poder ver Split sin las características multitudes del verano y la primavera. La ciudad vieja es impresionante y el paseo marítimo, Riva, es increíble.
Dos meses y siete días han pasado desde que llegué a este lugar del mundo en el que el tiempo pasa volando sin darse una de cuenta. Dos meses y siete días que se sienten como el doble, incluso el triple...
Me presento soy Andrea una joven peruana - canaria que desde hace muchos años quería hacer el voluntariado europeo, pero no encontraba cuando, hasta que llegó la pandemia y considere que era un buen momento para aprender un nuevo idioma y tener una experiencia en el extranjero...