Europa

El fin de semana pasado empezó con una visita a Oviedo, la ciudad de muchos recuerdos para mí, donde Pablo (mi novio) y yo quedamos con una amiga nuestra para tomar algo, hablar y pasear por la ciudad. Hacía mucho tiempo que no la veíamos y lo pasamos muy bien. El domingo fuimos a Candás para comer con la familia y pasar el día en el pueblo aprovechando el sol. ¡Por fin un verano de verdad!

La semana pasada nos mimó con temperaturas bastante altas para Asturias: ¡el lunes los termómetros mostraban hasta 30 grados! Fue el primer día tan caluroso de todos los meses que estoy aquí y por fin sentí que estamos en verano. Soy del norte de Europa pero no me gusta nada el frío ni la oscuridad que tenemos en mi país la mayoría del tiempo. Así que para aprovechar ese tiempo tan maravilloso mi novio y yo nos fuimos a Salinas (otra vez, pero como no iba sola no tenía miedo jaja). Tomamos el sol en la playa, pero no pudimos bañarnos por la fuerza de las olas y la temperatura del agua: es mucho más fría que en Gijón, lo que me sorprendió bastante porque no está tan lejos. Por el intenso calor que hacía no pudimos soportar estar al sol todo el día, así que en un par de horas nos fuimos a tomar un tinto de verano para refrescarnos y pasear por el museo de las anclas, mi sitio favorito. Creo que ya tengo miles de fotos del mismo sitio pero de días diferentes.

El día siguiente fue un poco más fresco, pero también lleno de sol, y fui a la playa de Poniente de Gijón para tomar el sol. Cada día soleado que tenemos intento pasarlo en la playa porque en casa no tengo la oportunidad de hacerlo y para mi es una de las actividades principales del verano, jaja. Lo único es que preferiría que el agua fuera un poco más tranquila y que el mar no profundice tan rápidamente, estas cosas me dan un poco de miedo. Pero aun así me encantan las playas de Asturias.

Desafortunadamente, a partir del miércoles el cielo ya se nubló, como había esperado. Siempre hay que pagar por los días del sol, jaja. Ahora mismo no hace frío pero no hay sol, lo que me pone un poco triste pero bueno, es Asturias. Espero que hasta que termine el verano tengamos más días soleados.

Un abrazo,

Agne