Y, aunque esta vez sí que no me lo esperaba para nada, volví a disfrutar con la nieve; no así como con la idea de repetir el momento "deshielo" en el que los niños se ponen pingando y es un asco vestirles y desvestirles, os prometo que llegué a pensar en ponerme guantes... Y es que sí, en el cole de Eskola está permitido rebozarse en el barro, saltar en los charcos y tirar piedras, y no sólo se puede, sino que además se les anima a ello, siempre y cuando te encuentres a una distancia mínima de seguridad (súper consejito del día =D).
Así que venga, por fin ha llegado el momento de hablaros del cole en el que estoy haciendo el voluntariado (después de ocho meses ya me vale...), pero tampoco me voy a extender mucho porque siento que me repito con mis compis tanto del año pasado, como con Noelia.
En mi opinión los resultados generales son excelentes y para que juzguéis vosotros mismos, voy a hablaros un poco de mis niños (ya serán míos para siempre jamás XD); la independencia y autonomía que tienen es asombrosa, y no sólo los alumnos mayores (de 6 a 11 años) sino también los pequeños de 1 a 5, donde de hecho esta característica es mucho más sorprendente aún. Ver cómo niños de dos y tres años cogen y recogen sus platos, o cómo los de un año comen solos y hasta se empiezan a vestir y desvestir solos es algo que no deja de alucinarme.
El otro día vi una tabla Montessori sobre las tareas domésticas que pueden hacer los niños dependiendo de la edad y ¡ay qué bien sienta tener, aunque sólo sea un poquito, que ver con que los niños de Eskola estén muy por encima de lo esperado.
Otra de las cosas, que yo ya por lo menos doy por sentado, es el ambiente de tranquilidad que se respira en la guardería sobre todo. Por supuesto que gritan, cantan, pelean y juegan, pero en general, hay un ambiente silencioso y de calma. ¡Incluso sorprende lo poco que lloran al llegar o los primeros días de quedarse en la guardería!
Por último, que ya estoy soltando mucho tostón, mencionar otra de las principales características de la educación finlandesa y que le diferencia notablemente del sistema educativo español: la vida fuera del aula. En la guardería, son sólo dos veces las que se sale al "patio", pero cada una de al menos hora y media, ya haga frío, llueva o nieve (bueno, a partir de los -20º teníamos la suerte de poder quedarnos dentro). Y es fuera del aula donde he visto cómo los niños desarrollaban sus capacidades al máximo, ya fuera jugando en el patio, yendo al bosque a coger frutos (y comérselos, ¡qué vaya susto la primera vez que les vi metérselo en la boca! Casi les practico una maniobra de Heimlich muy ahí a lo Superwoman), tirando piedras al lago congelado, o tirándose en trineos.
Como los que me conocéis sabéis, soy la reina de la indecisión y me cuesta horrores elegir, porque para mí no significa simplemente escoger algo, significa rechazar todas las demás opciones. Aún así, no me supuso mucho problema elegir qué carrera estudiar y, hasta día de hoy, no me he arrepentido en ningún momento de mi decisión. Y es que creo que, cuando algo te hace tan feliz, no hay opción a la duda.
Nunca olvidamos lo que aprendemos con placer.-Alfred Mercier.