Todo esto me hace preguntarme:
¿Qué
he aprendido? Al solicitar en voluntariado me lo planteaba como una
oportunidad que me valiera a nivel profesional para coger experiencia.
Quería
conocer el funcionamiento de una residencia en su día a día. Eso lo he tenido
pero he terminado valorando más otras cosas. La gente que he conocido, el
relacionarme en otro idioma, el conocer otra cultura; sentir el Erasmus+ en
toda su extensión, los trainings, hacer
networking con jóvenes de toda
Europa; explorar una nueva región, un nuevo país, viajar y ampliar mi mirada.
Pero, si hay algo que destaque sobre todo lo demás, es lo siguiente:
He
aprendido a atreverme. A de verdad decir "si no hago esto, quizás no vuelva
a tener la oportunidad" y, por consiguiente, lanzarme.
Llamadlo ser más
valiente, si queréis, más "
echado para alante". Porque, seamos claros,
si estás haciendo SVE es que
aún eres joven, y laboralmente te puedes
permitir un tiempo para ti y para colaborar con una ONG.