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8º mes: volando en Navidad, Magic Carpet y Wicked - Sergio Devesa - SVE en Reino Unido

¡Feliz año nuevo!

Pese a estar fuera, este año no falté a la cita con las uvas ya que, para hacerlo más emocionante (short of) decidí (no sé en qué momento) que era buena idea volar a casa el 24 de diciembre. Afortunadamente todo salió genial, el bus llegó a la hora, pude ir a Stansted sin problemas y, de ahí, a Santander. 

 

Ryanair, nos vemos las caras de nuevo...

Os diré que, para mi, volver fue un poquito extraño los primeros días. Poniéndonos en situación, yo nunca había estado fuera de mi entorno por un periodo tan largo de tiempo. Por ello, al volver en Navidad me enfrenté a esos lugares, a mi gente y cultura de los que, de alguna manera, me había distanciado por 7 meses de mi vida. No es mucho, y en seguida puedes volver a coger el ritmo porque, después de todo, es "tu hogar". No obstante, según voy hablando con más gente que hace voluntariado, a todas nos parece que es una de esas experiencias que te cambia el punto de vista de forma irreversible.

Antes de volver pudimos contemplar una demostración de una Magic Carpet en la casa. Es un artilugio que se las apaña para proyectar distintas imágenes y juegos interactivos sobre una superficie plana, de manera que las personas pueden pasar sobre la "alfombra" y que, como en la foto, las estrellas se aparten a su paso. Es más, para aquellos con movilidad reducida también está la opción de interaccionar con la vista, dado que se puede conectar un sensor muy parecido al que tiene una Wii y, simplemente mirando la pantalla, se puede conseguir el mismo resultado. Fue muy interesante probarlo e imagino los usos que podrían darle con ciertos usuarios. Es emocionante pensar que un poco de tecnología pueda mejorar las vidas de quienes viven aquí.

 

¿Qué os parece la Magic carpet?

Por otra parte, puedo hablar de los Xmas Jumpers, que vienen siendo estos jerseys con distintos motivos navideños, ya sean renos, muñecos de nieve, galletitas de jengibre... que se están poniendo tanto de moda. Por lo visto, esta costumbre surge aquí potenciada por la organización Save the Children, para recabar fondos. Lo sorprendente es que en muchas empresas tienen un día en el que los trabajadores pueden llevarlo, además de donar. Me partía de risa viendo al staff con jumpers con lucecitas, y espumillón como coletero.


Al final caí y compré uno

Otra tradición, como en España, es que los trabajadores de las empresas queden para una cena navideña. Allá a donde vayas, sobre las mesas tendría que haber Christmas Crackers. En apariencia, son como un caramelo envuelto, hechos de cartón. Dos personas tiran de cada extremo, de manera que uno de ellos rompe, quedándose el ganador con la parte central. Suelen estar rellenos con un pequeño juguete, una corona de papel (que los comensales han de ponerse), y un chiste malo (del rollo "What does Santa Claus feel when he comes down the chimey? Claus-trophobia"). A veces también llevan dulces. A mi me cautivaron tanto que me traje 10 por navidad para repartir entre familia y amigos.

No obstante, esta tradición ha mutado un poco en mi centro y, además de cenar, deciden ir cada año a ver un espectáculo drag. He de admitir que era mi primera vez, y me encantó. Fue divertidísimo y estuvo lleno de actuaciones musicales: que si Frozen, El mago de Oz, Cruella de Vil... eso sí, casi me da algo cuando Tess Tickle (véase juego de palabras) bajó del escenario y me plantó un beso. ¿Qué decir más que cuando inicié el voluntariado no esperaba que esto sucediera?

Para terminar con diciembre, contaré por encima mi viaje navideño a Edimburgo. Lo llamo así porque el motivo principal de la visita era ir a Reindeer Land donde, aparte de tres renos, había un mercadillo y distintas atracciones en un parque situado entre Princess Street y la estación de Waverley. Yo me monté en la Flying star, y fue impresionante ver la ciudad desde las alturas, y gritar porque parecía que nos íbamos a dar de pleno contra el Scott monument (al final no).


Vista panorámica de Reindeer Land

Aparte de esto, muchas comilonas asturianas y una gripe después, volví a Crook, no sin antes pasar por Londres, en concreto por el Apollo Victoria Theatre, para ver un musical: Wicked. No pude evitar, estando en la capital pese a estar en medio de un viaje, el ir a ver tremenda actuación. Adoré el teatro por dentro, los cambios de escenario, Defying gravity, Popular... ¡Consejo! En este teatro (y en muchos otros, solo hay que saber dónde) es una ganga coger entradas de visión limitada: no lo es en absoluto, ni hay columna alguna, y pagas lo mismo por estar más adelante (aquí uno que siempre mira por el bolsillo).

 

Show recomendadísimo

Desde que he vuelto, ha dado tiempo a que caiga la primera nevada del año...

Y así amanecí esta semana...

Y ya está. ¡Espero tardar menos en escribir la próxima vez! Mañana vienen de una asociación de terapia con perros a hacer una sesión; ya os contaré. Por ahora, gracias por leerme, y nos leemos pronto :)

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