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Tres cientos sesenta y cinco- Alfredo García-SVE en Bulgaría

El tiempo pasa volando. Tanto que ya han transcurrido tres cientos sesenta y cinco días desde que aterricé a una tal Sofia, capital de una tal Bulgaria. Cuando echo la vista atrás, recuerdo las sensaciones que flotaban a mi alrededor, un cumulo de emociones predecesoras a un viaje que iba a estar lleno de historias, vivencias, travesías, aventuras, amistad...  Fui consciente del inicio de esta nueva etapa en el camino de mi vida cuando llegué a Barajas y en la misma entrada del aeropuerto madrileño conocí a Pablo y Francisco, ilicitano y murciano. La amistad surgió ese mismo día, la cual permaneció durante toda nuestra experiencia y permanecerá en el futuro.

 

Pazardzjik, la ciudad impronunciable que se ha grabado con fuerza en mí como lo hace un tatuaje en la piel. Un nombre que jamás se me olvidara, así como el aroma y la energía que irradia. A todo ello hay que sumarle un factor fundamental, las personas que estuvieron conmigo. Junto con Pablo, con el que compartí cuarto durante 12 meses, llego Ibo, Ibrahim. Entre los tres forjamos una amistad bonita y verdadera, de esas que con el tiempo se hacen más fuertes. Otra de las personas con la que siempre pude contar fue Maria, nuestra coordinadora, aunque para mí siempre fue una amiga. Como no, mencionar a mis otros compañeros de piso y también amigos; Angela, Riccardo, Matias, Asli, Turker, Boss,Çaglar... Apoyándonos los unos a los otros, divirtiéndonos o viajando, Bulgaria se convirtió en algo más que un simple país. Sin miedo me atrevo a decir que Bulgaria se convirtió en mi segunda casa.

 

 

 

 

Si hay una persona que logró hacer que todo esto fuera aún más especial, esa es Deniz. Llego a Bulgaria a principios de febrero y en poco tiempo llegamos a cuajar a la perfección. Recuerdo los viajes que hicimos a diferentes ciudades del país junto con Asli, unos viajes cargados de risas y aventuras, los cuales quedaran para siempre en nuestra memoria. 

 

Bulgaria, Turquía, Italia, Serbia, Croacia, Eslovenia, Bosnia, Macedonia, Kosovo... Miles de kilómetros después toca ya volver a la tierrina, Asturias. Son tres cientos sesenta y cinco días sin pisar mi casa y ya va siendo hora. Alguien me dijo una vez: volverás siendo un poco búlgaro. No sé si es verdad, honestamente para que mentir, me gustaría tener algo de búlgaro, ¿por qué no? Un país que me ha tratado de lujo desde el primer día, una gente siempre dispuesta a ayudar, una cultura aún por descubrir y que esconde auténticas joyas... con todo eso y más, Bulgaria siempre será, como he dicho durante el presente escrito, mi segunda casa.

Para finalizar, solo decir que estos 12 meses han sido inolvidables, vuelvo con una maleta más que llena de recuerdos, imágenes, afecto, cariño, amistad.... Pilares básicos en la maduración personal que he visto como se han incrementado gracias a los valores que he adquirido, un aprendizaje que va más allá de los libros y que solo viviéndolos eres capaz de obtener. De esta manera, doy por concluido este capítulo de tres cientas sesenta y cinco páginas.

Un abrazo, nos vemos pronto.

Чао! Чао!

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