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12 meses en Vilnius - Víctor Rojas González - SVE en Lituania

¡Hola gente!
Tras 12 meses en Vilnius, finalizo mi EVS triste por acabar esta maravillosa experiencia, pero sobre todo muy satisfecho con el año que dejo atrás, en el que he tenido tiempo tanto para disfrutar como para aprender y desarrollarme como persona.
Como no he sido muy puntual a la hora de mandar los artículos (lo siento una vez más Nanús), haré un resumen de lo que han sido mis últimos meses en Lituania.
Empezaré con mi trabajo en el centro abierto para jóvenes. Los últimos meses la comunicación con los jóvenes era total, haciendo mucho más fácil trabajar con ellos (quiero recordar que especialmente los dos primeros meses, muchos de ellos eran algo reservados y no muy proclives a comunicarse conmigo y la otra voluntaria francesa). Las diferentes actividades que fui preparando salieron muy bien, sobre todo teniendo en cuenta que estamos hablando de adolescentes en la edad del pavo que no ponen mucha atención a las cosas.

La parte negativa llegó con el buen tiempo, ya que al ser un centro abierto en el que pueden entrar y salir cuando quieren, con la llegada del calor dejaron de venir tanto, cosa lógica, ya que estar encerrado con 25-30 grados fuera no es muy normal, aparte muchos se fueron con los padres al pueblo y demás. Esto hizo que trabajar en el centro en verano fuese bastante aburrido. Tan pocos chavales vinieron a finales de Junio que en Julio se decidió cerrar el centro por un mes, cosa que para mí no supuso un gran cambio puesto que tenía la mayoría de mis días libres reservados para viajar ese mes. La vuelta en Agosto fue mejor, planeamos varias actividades entre ellas un campamento en un pueblo al norte de Lituania que nos salió muy bien y los chicos se lo pasaron genial.

 

 Como había comentado anteriormente, también participaba como voluntario en una organización  de fútbol que daba entrenamientos gratis de fútbol a niños y jóvenes procedentes de orfanatos y en situaciones difíciles (en Lituania apuntarse a un equipo de fútbol es muy caro). La temporada acabó en Mayo y resultó muy triste ya que me lo pasaba muy bien en los entrenamientos. El resultado fue muy satisfactorio, ya que era palpable como los chavales habían mejorado en un año, tanto a nivel futbolístico como de respeto por los compañeros y trabajo en equipo.

Durante los dos últimos meses se realizaron dos eventos para finalizar la temporada. El primero fue ir a ver un partido del Vilnius Zalgiris con todos los jóvenes, al que fuimos invitados por la Federación Lituana de Fútbol. Al final del partido nos hicimos una foto  con los jugadores y nos regalaron balones para la organización. El segundo evento fue un torneo de fútbol para celebrar el aniversario de la organización, en el que tuve que actuar (y nunca mejor dicho) de árbitro, al terminar, se entregaron los premios y hubo una deliciosa merienda.

Todos los días libres a los que tenía derecho en mi EVS (excepto dos) me los cogí en Verano. Lo barato que es viajar allí me permitió visitar más lugares de los que tenía pensados en un primer momento. En Junio me fui unos días a Copenhague y Malmo con mi pareja, y una semana después visité Riga y la costa lituana con mi hermana que me vino a visitar desde Gijón. En Julio hice "mi gran viaje", consistía (previa parada en un festival de Polonia con mis amigos) en viajar solo por Alemania, República Checa, Austria, Eslovaquia, Hungría y Polonia otra vez.

El viaje fue increíble, conocí muchos lugares nuevos para mí y a mucha gente con Couchsurfing, una red social con la que puedes pedir/ofrecer tu casa a viajeros, esto no solo te permite viajar gratis, sino además conocer gente local con la que pasar el rato y descubrir las ciudades de una forma más real y menos turista. Sobra decir que viajar solo, con la mochila al hombro fue una de las experiencias más bonitas que he vivido, que me sirvió para conocerme más a mí mismo y ponerme a prueba, y por supuesto a pasarlo de lo lindo. Mi última escapada fue a Tallin con mi pareja, donde cogimos un crucero que nos llevó a St. Petersburgo, Helsinki y Estocolmo, todo por un precio bastante asequible.

En resumen, mi EVS fue una de las mejores experiencias de mi vida. En un año tuve la oportunidad de conocer un montón de gente maravillosa de media Europa y por supuesto de Lituania. Descubrí nuevas culturas, puntos de vista, maneras de vivir, etc.. Me desarrollé a nivel profesional y personal, mejorando aspectos de mi mismo que quería cambiar, y sintiéndome útil ayudando a gente que lo necesitaba. Salí de mi espacio de confort y lidié con dificultades. Viví experiencias maravillosas y momentos inolvidables. Y además, ahora veo el futuro con más optimismo y mayores expectativas.
Así que os animo también a vosotros a coger la maleta y hacer Servicio Voluntario Europeo porque es algo de lo que no os vais a arrepentir.
¡Hasta la próxima!

 

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