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Diario de una asturiana en Finlandia - Olaya Bayon- SVE en Finlandia

8. ¡De escapada en escapada y tiro porque me toca! 

Heippa! ¡Sí, sí, sí la Reina del Hielo ya está aquí! Bueno en realidad lleva en frente de esta pantalla al menos dos horas y para no perder la costumbre sigo sin saber como resumir las últimas tres semanas en tan solo un par de páginas. ¡Ay si mi profe de historia me leyese!... se daría cuenta que mi capacidad de síntesis sigue siendo igual de pésima que cuando estaba en el instituto y luchaba por comprimir la Revolución Francesa en tan sólo página y media. Creo que ya todo el mundo se ha percatado que el tema de los resúmenes no es para nada lo mío... sorry! 

El caso es que el capítulo de hoy está siendo escrito de camino a Eskola, desde uno de los trenes que atraviesan Finlandia de Sur a Norte. Así que aquí me hallo, dándole al teclado y sentada ya por fin en mi asiento, y digo por fin ya que me han largado dos veces de sitio por andar en vagones y asientos que no me correspondían. En el fondo me lo tengo muy merecido por apalancarme en el primer sitio que veo libre ¡nunca aprenderé!

Anyway, durante las últimas semanas la verdad que he estado de aquí para allá, y de allá para acá... Kokkola, Nykarleby y Jakostadt se dejaron explorar los primeros fines de semana, y este finde ha sido el turno de Pori. Voluntarios que adoro están llevando a cabo sus proyectos en estas ciudades, así que la visita era obligatoria.

Pero vayamos por partes y empecemos por Nykarleby y su granja de caballos. Nykarleby, es un pueblecito situado a 40 minutos de Kokkola. Cual fue mi sorpresa cuando al llegar el idioma en el que hablaba la gente no sonaba ni de lejos a lo que estoy acostumbrada... ¡Tack! me dijo un señor... ¿Tack?, ¿pero qué me dice? En ese momento mi cara no tenía absolutamente nada que envidiarle al emoticono asustado del Whatsapp. ¡Un escándalo!

Y es que en Finlandia tanto el finés como el sueco son lenguas oficiales. Así que de golpe y porrazo me encontré con que todo el mundo hablaba sueco. Da igual que estés a tan solo 80 km de tu casa y que hace dos horas estuvieras escuchando finés everywhere, te mueves un poco y voilá, ponte a estudiar otra lengua reina. Donde ya estaba yo  perdida con mi "en puhu suomea" me vienen con el sueco... "apaga y vámonos".

Pero sorpresas a parte, durante ese fin de semana pude disfrutar de una experiencia increíble y sin lugar a dudas totalmente diferente a lo vivido hasta ahora. Y es que Lena, una compi de Austria está realizando su voluntariado en un proyecto relacionado con caballos. Así que no me quedó de otra que enfundarme en un mono de trabajo, botas de goma y... ¡ a cuidar caballos se ha dicho(! Si os soy sincera fue una aventura increíble e imposible de mejorar.

Da de comer a los caballos, cepíllalos, ensíllalos, pasea con los que están un poco pachuchos y necesitan terapia, pon abrigos, abrigos y más abrigos. Espera, ¿ha dicho abrigos?, ¿para caballos? Of course!, sobrevivir a -30 no es fácil para nadie, ni para humanos ni para animales. Creo que se puede llegar a apreciar el frío de las fotos a través de la pantalla. Brrr!

 

 

¿Verdad que es increíble? Pues ahí no acaba la cosa y es que al día siguiente fuimos invitadas a uno de los planes estrella para el tiempo libre en Finlandia, el cross country con su obligatorio stop para recuperar fuerzas.

¿Cross country? Para que nos entendamos, esquiar pero sin bajar cuestas, todo llanito, llanito para que por supuesto sea el doble de difícil. Después de redcorrer medio camino con esquíes y el otro medio con trineos typical finnish, hicimos una parada en una vieja caseta abandonada, sacamos el camping gas y... ¡a la rica sopa de champiñones!

 

Aquella aventura parecía sacada de una película. Un grupo de gente esquiando en el medio de la nada rodeados solamente de árboles y nieve y con tan sólo un par de camping gas para pasar el día. Esto demuestra que no es necesario grandes lujos para vivir experiencias increíbles, solamente una buena compañía y un plan un poco disparatado puede llegar a convertirse en un día inolvidable.

Como bien dije en el anterior capítulo, cada día que pasa planes y aventuras nuevos surgen por casualidad y lo único que se necesita para aprovecharlos son ganas e ilusión de vivir nuevas experiencias.

 

¿Impresionados? Pues esa solo es la primera parte. Como bien decía al principio, este fin de semana decidí ir a visitar a otros voluntarios que están terminando sus proyectos en Pori, una ciudad al sur de Finlandia.

En este caso nada de caballos ni de proyectos que guarden alguna relación con el mío, pero que por supuesto también tienen su esencia. Algunos trabajando con refugiados que luchan por integrarlos y defender sus derechos y otros con adolescentes en Youth houses. ¡Ninguno parecido y cada cual más único!

Enamorada me he quedado de esa ciudad y del buen ambiente que se respira. Partidas de volleyball que duran horas y horas, juegos de cartas, ríos congelados y muchísimo valor para cruzarlos (y poca consciencia, no nos vamos a engañar).

Millones de conejos o como ellos los llaman "city rabbits"  que se plantan delante de ti más anchos que panchos. Llamarme rara, pero que los conejos estén por el medio de una ciudad como si nada, entre las casas, las estaciones de autobuses y los coches, hombre a mí muy normal no me parece.

Charlas durante horas y horas sobre planes, viajes y mil proyectos futuros. El mejor chocolate caliente que he probado en mi vida y trayectos en bicicleta que resultan ser todo un peligro. Puedo prometer y prometo que andar en bici sobre el hielo del suelo, nevando como si no hubiese mañana y con unos cuantos grados bajo cero puede parecer peligroso, y realmente lo es, pero es toda una experiencia. Por unos momentos me sentía la prota del musical "cantando bajo la lluvia", pero en este caso en lugar de lluvia, nieve. ¡Muchísimo más original, donde va a parar!

 

Pero estas semanas no sólo han dejado viajes y escapadas. Mis primeras sesiones de esquí y patinaje en Invernalia han asomado la cabeza, proyectos personales que se llevan a cabo en el cole, partidas de billar que se alargan durante horas, clases de español y alumnos increíbles que se dejan el alma por aprender nuestro idioma y sobre todo la posibilidad de conocer a personas increíbles con las que aprender algo nuevo y que sin ninguna duda cada una de ellas te aporta y te enseña algo que posiblemente desconocías, personas que entran a formar parte de esta experiencia y lo quieran o no hacen que cada aventura sea inolvidable.

 

Porque podría continuar escribiendo mil páginas más y no terminaría nunca, pero afortunadamente esto no es un examen de historia y mis tiempos de instituto me quedan ya un poquito lejos... 

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