Mi partida de Montpellier ha sido como mi llegada. Casi casi sin enterarme.
Todo ha sido muy rápido, y al final, he decidido poner velas hacia la larva de la Unión Europea, la ciudad de Maastricht, en Limburgo, Paises Bajos, lugar en donde me encuentro ahora.
Estas letras se escriben bajo la lluvia. Pienso en el mediterráneo montpellerino. En su mediterraneanismo, enigmático desde otras latitudes. En Montpellier se observa caer el sol, al atardecer, acompañado de vino y quesos de excitante paladar, mientras con los ojos cerrados se disfruta del calor de los rayos del mediterráneo acariciando la cara. En mi zona, y también aquí, en Maastricht, disfrutamos de la lluvia, lo mismo que la odiamos.
Es esta mi despedida, tres meses después de mi partida, ya que de por medio, ha habido otra aventura europea, mas allá del Servicio de Voluntariado.
Ciao a tutti! Esta vez vengo de nuevo a contaros cómo ha ido mi mes de julio en Padova. El Festival de Sherwood se acercaba ya a su recta final, y tuve la oportunidad de entrevistar a una de las artistas más importantes del panorama italiano, Margherita Vicario, y posteriormente hice el...
Ahora mismo estoy tirado en el suelo del Aeropuerto de Madrid, escribiendo en un portátil de la organización -el mío hizo crack- y esperando a que habiliten una puerta de embarque para el vuelo Madrid-Düsseldorf. Hasta llegar a este punto han pasado bastantes cosas...