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La semana en la cual mis padres vinieron a Asturias - João Fernandes - SVE en España

El pasado sábado, sobre las dos, mis padres llegaron de Lisboa para quedarse una semana aquí en Asturias. Aunque ellos ya conocían algunos lugares de Asturias, porque ya estuvieron aquí hace tres años, Gijón era una ciudad absolutamente desconocida para ellos. Les enseñé las calles, las plazas y los parques del centro de la ciudad y, ya que hacía un buen día de sol, fuimos juntos a la Playa de San Lorenzo. En la línea de lo que yo les había dicho, ellos confirmaron que el agua de aquí no es más fría que la de las afueras de Lisboa, aunque Gijón está mucho más al norte.

Más tarde, por la noche, tras un saboroso cachopo que comimos en una sidrería muy cerca de mi casa, fuimos con algunos amigos a la Semana Negra que es un festival que hay en Gijón todos los veranos durante una semana, con tiendas de libros, ropa y artesanos, comida y bebida, atracciones y, por supuesto, mucha música y una increíble muchedumbre.

Al día siguiente cogimos el coche y nos dirigimos a Oviedo, la capital de Asturias. Mis padres no conocían la ciudad y lo que pasa es que yo, aunque ya hubiera estado en Oviedo, no había estado en el centro de la ciudad. Fue la primera vez. Me encantó la Catedral de Oviedo y muchos edificios históricos a su alrededor, una plaza con soportales de cuyo nombre no me acuerdo, las estatuas (especialmente las de Woody Allen y la de Mafalda) y el Campo de San Francisco.

 

Por cierto, antes de la comida visitamos dos iglesias prerrománicas únicas situadas en el Monte Naranco, junto a Oviedo. Son de una belleza excepcional.

 

Durante la semana hizo mucho mejor tiempo de lo que yo suponía. Mis padres se enteraron de que este no es el tiempo habitual en Asturias, hasta en el verano, así que ellos saben la suerte que han tenido. Disfrutamos de una maravillosa tarde en la Playa de Poniente, bañándonos, jugando a las cartas y comiendo helados. Ya que mi madre es bióloga, yo le había hablado del Jardín Botánico Atlántico y ella me dijo que lo quería conocer. Allí pasamos dos horas y al día siguiente fuimos a la Universidad Laboral para una visita guiada completa, que incluyó la visita al interior del teatro y la subida al mirador de la torre. Se trata de un edificio espectacular e imponente. Yo no sabía que la Universidad Laboral de Gijón es el edificio más grande de toda España y que es tres veces más grande que El Escorial (el cual yo creía que era el edificio más grande de España). Sin duda, es el edificio más interesante de la ciudad y no podía creerlo cuando la guía nos dijo que se pensó derribar el edificio cuando quedó en desuso, para construir chalés en su lugar.

 

Pero el mejor día de la semana no fue el día en el cual visitamos la Laboral, sino el jueves, cuando fuimos a visitar un encantador pueblo asturiano junto al mar, llamado Cudillero. Es un pueblo donde creímos que estábamos en una película: casas con diferentes colores escalando las laderas y con bosques verdes y un mar azul alrededor. Tras la visita a Cudillero, hubo tiempo para bañarnos en la Playa del Silencio, un paraíso único. La playa no tiene arena, sino piedras, y el paisaje es fabuloso. Al final, me dolían los pies pero yo estaba increíblemente contento de conocer un lugar casi mágico donde podría quedarme el día entero.

  

Por la noche, mis padres y yo preparamos una cena portuguesa con tres amigos que tengo aquí en Gijón. Les gustó mucho el bacalao con nata (una receta portuguesa que es riquísima), el vino y también los entrantes y el postre, cuyos nombres no escribiré aquí porque no estoy en absoluto seguro de cómo se llamarían en español y tampoco si hay un nombre español para ellos. Lo más interesante, todavía más interesante que la excelente comida, fue la mezcla de idiomas entre los comensales: mis padres y yo hablamos en portugués, yo hablo en español con dos amigos, un amigo y yo hablamos inglés con otra amiga (Ana Miruna), ella y un amigo mío pueden hablar en alemán y, una vez, Ana y yo dijimos los números del uno a diez en eslovaco y ruso; Ana, ya que es rumana, ¡también nos dijo algunas palabras en rumano!

Pero no fue todo ocio durante esta semana. Seguí trabajando todas las mañanas y ayudando en el Conseyu en lo que pude. El lunes empecé ayudando a una asociación local - Estudiantes Progresistas - con su proyecto de intercambio de libros escolares. El miércoles hubo una charla sobre el SVE, donde yo pude hacer algunos comentarios y dar algunos detalles sobre mi aún corta experiencia como voluntario europeo, y el mismo día fui a una reunión del Grupo de Salud del Conseyu de Mocedá, con el que voy a hacer algunas intervenciones durante los próximos meses.

De vuestro amigo,

João

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