Los primeros días se basaron en conocernos, formar y trabajar como grupo para conectar entre nosotros. Con dinámicas y actividades para sentirnos más unidos y aprender a trabajar en equipo.
Aquí por ejemplo, teníamos que caminar como equipo, coordinados para llegar al final todos juntos.
Después nos centramos en conocer la ciudad, la gente y la cultura de Polonia. Desarrollando temas en los que estuviésemos interesados y quisiéramos conocer más.
Una semana llena de buenos momentos, anécdotas y recuerdos que siempre vamos a tener en la memoria. Porque aunque sea poco tiempo, en una semana te puedes sentir como un grupo y sentir que conoces a esas personas de hace más tiempo... Aunque a algunas de esas personas sepas que es difícil volver a verlas.
Y eso es lo que tenemos en común, todo estamos aquí por lo mismo y damos el máximo para disfrutar de este tiempo y que los demás disfruten con nuestra compañía.
Sin que pase diez años como en la canción de Ismael Serrano, me he vuelto a encontrar con otro amigo en Budapest. No hemos faltado a nuestra cita.
Ha sido una visita parecida en un principio a la de Sofía y Marián. Pero he descubierto algunas cosas nuevas de Budapest...