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3 meses en Montpellier-Adrian - SVE en Francia

23-2-2015

Casi voy a hacer tres meses en Montpellier. Ya tengo mi circuito de amigos, y casi casi mi rutinaenlatada en ese circuito. Me he agenciado una bici que me han prestado en la oficina, y desde que latengo, no hago mas que ver bicicletas por todas partes. Tanto que a mis ojos Montpellier roza a serun modesto Amsterdam en el sur de Francia. O quizás es verdad que de poco a poco, cada vez haymas gente que se anima, pues de vez en cuanto escucho no se que cosa del gobierno francés acercadel impulso de este medio.

  

Efectivamente, en aquellos circuitos nos vamos encontrando los mismos viajeros. Yo que soy masdado a darme una vuelta a mi bola para despejarme la cabeza cada vez ando mas al loro y viendo sime encuentro a alguien. Aunque aquí, nadie es un solitario. Pues la gran mayoría de los franceses loson. Una mirada basta para entender el 'a que andas', como nos preguntamos cuando nos cruzamosen mi pueblo.

 

   

Con todo ya ha habido tiempo para fiestas, y para seguir a mi ya pandilla alcoholizada por la nocheen las viejas calles de la ciudad. Eso si, esto va cerrando mas temprano que en el país de abajo. Yhay mucho menos ruido en las calles. O todo sea según se mire.En la oficina, claro, hago de alma y espíritu del proyecto que he pactado elaborar. La presión me lapongo yo mismo, y ya me comienzo a poner nervioso con su marcha, pues nos vamos acercando asu botadura. La apuesta de llevar a cabo y pilotar un proyecto crowdfunding internacional prometey apunta maneras. Los contactos y telefonazos con el extranjero comienzan a surgir, y la sopa secomienza a cocinar. Veremos como acaba todo esto.El francés, mi gran odisea, sigue mejorando a pasos de tortuga, pero hacia delante. En la oficinatodos hacen de profesores en los pasillos e intentan aprenderme una frase, o como pronunciar unapalabra. Todo el mundo parece estar sensibilizado con en este objetivo, y mis apariciones en lareunión semanal de la asociación van ganando en coherencia y minutos.

 

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