Quizá tengas  algún amigo, compañero, vecino o conocido que te habló alguna vez, así como por lo alto, del EVS. Eso fue más o menos lo que me pasó a mí, y mírame ahora, llevo casi 2 meses en Riga. Quizá pienses (como hacía yo) que no pintas nada fuera de casa, que o hay nada mejor que las sidrinas del Lavaderu y tomar algo con los amiguinos en la cuesta del Cholo. Pero luego te das cuenta que viviendo otras cosas, que dándote la oportunidad de conocer algo distinto creces como persona. Descubres que aunque creías que allí iban a ser tan diferentes, nos hacen gracia las mismas cosas. Te encuentras defendiendo tu cultura ante otros. Recuerdas cuánto quieres a los tuyos y te demuestran también cuánto te quieren. Conoces gente de lugares que ni siquiera sabías que existían y sobre todo, te conoces a ti mismo.

Mi aventura no ha hecho más que empezar, pero no voy a intentar convencerte para que te embarques en la tuya. Solo te invito a que pienses; a que pienses en todo lo que la experiencia puede aportarte, en todo lo que pierdes si no te atreves a dar el paso y "probar". Porque al final, lo fácil es quedarse en casa, ¿no?