Para todos los públicos

Trendelenburg
Trendelenburg echa el cierre a su edición más exitosa con la sesión infantilde Violeta Nureyev

Irreverencias controladas y grandes ojeras, después de dos intensos días, pusieron el colofón al certamen de artes audiovisuales Trendelenburg ayer, en la sala Astragal.

La maestra de ceremonias, una gijonesa de alter ego llamado Violeta Nureyev, se ocupó poco más allá del mediodía de darle al certamen un barniz infantil, en la despedida y cierre de su cuarta edición. «Niños, no os metáis la camiseta por dentro del pantalón», saludaba críptica, entre proyecciones de las hermanas Carmen y Patricia Vázquez, a los pequeños allí concentrados. Sonaron cuatro canciones, en un ‘show' de algo más de media hora que contó, una vez revolucionado el sector más menudo, con unos bises de la misma duración e intensidad multiplicada, con la mayor parte de los pequeños metidos en las coreografías imposibles de Nureyev (el robot y el soldadito) y los mayores siendo incitados al bailoteo, en plena hora del vermú.

Nureyev, con ese acento ruso que, dice, se le «olvida» utilizar, venía acompañada de los visuales proyectados en el espacio oscuro, como en una versión diurna y tamizada de lo que, la víspera, había supuesto uno de los éxitos más rotundos en la edición de consolidación del certamen: los hamburgueses incite/, que ofrecieron, entre los cócteles diseñados para la ocasión por el cocinero Pedro Martino, los frutos de su estancia en Gijón a lo largo de la última semana:música y visuales grabados en la ciudad, con ellos «metidos» en las proyecciones, en el único pase de su creación asturiana. Un año más, el cuarto ya, para todos los públicos.