El programa de intercambio de libros de texto entregó 1.582 ejemplares en un día

Cerca de 400 personas hicieron cola durante la madrugada para conseguir buena posición en el reparto 

Cerca de 400 personas formaban una larga cola a las 7.30 horas de ayer ante la sede del Conseyu de Mocedá de Xixón, en la calle de Manuel Llaneza, para obtener los libros de texto que necesitarán el próximo curso en el marco del programa de intercambio de ejemplares usados que organiza la citada entidad con la colaboración de la Asociación Juvenil Estudiantes Progresistas y la Confederación Asturiana de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos/as. Ayer mismo, primer día de reparto de unos libros que empezaron a ser recopilados el pasado 1 de julio, fueron atendidos 160 solicitantes, que recibieron un total de 1.582 ejemplares.

María José, vecina de Gijón que optó por ocultar sus apellidos, fue la primera de la larga cola. Llegó, según manifestó a EL COMERCIO, en torno a la medianoche, y pasó toda la madrugada a pie firme, para conseguir un ahorro que estima en unos 300 euros. Su objetivo es dedicar ese dinero a que sus dos hijos, uno de ellos ya en etapa universitaria y, por lo tanto, sin beneficio por intercambio de textos, puedan complementar su educación con alguna actividad deportiva, «que también cuesta». No es, ni mucho menos, la primera vez que María José participa en el programa de intercambio, ya que también lo hizo en los ocho últimos años. A su juicio, la idea desarrollada por el Conseyu de Mocedá «es buena y funciona», aunque, si tienes mala suerte, el madrugón o pasar la noche en vela puede, al menos en teoría, no servir para nada. La razón es que nadie garantiza que los libros pretendidos estén disponibles, aunque raro sería que entre 8.400 ejemplares recopilados no encontrase lo que precisa la primera persona en ser atendida.

Distintos perfiles

Tal vez una de las características más destacables de quienes formaban ayer larga cola a las puertas del Conseyu fuera la diversidad. Personas en paro que encuentran un gran alivio en cada oportunidad de ahorro; padres con los dos miembros de la pareja empleados que, además de evitar un gasto, quieren contribuir a un mejor aprovechamiento de los recursos; abuelos y abuelas que aprovechan su tiempo libre para favorecer el estudio de sus nietos y adolescentes que saltaron a hora muy temprana de la cama para conseguir sus propios libros aunque el ahorro no repercutirá en sus bolsillos, sino en el de sus padres, fueron algunos de los perfiles encontrados por este periódico entre los más madrugadores, es decir, entre quienes consiguieron los primeros números con vistas al reparto.

Característica común, eso sí, era una alta consideración de la enseñanza como arma de futuro y, por lo tanto, como valor irrenunciable que hace pensar que si el programa de intercambio de textos no existiera habría que reducir el gasto de cualquier otra cosa antes que de los libros. «La educación es la mejor herencia que podemos dejar a los guajes», indicó Santiago Cañete mientras esperaba turno para recoger libros de 4º de la ESO para su único hijo.

Tras la primera jornada de reparto de ayer, en la que, como queda dicho, fueron atendidos 160 solicitantes y recogidos 203 ejemplares más, hoy y mañana serán atendidas 200 personas más (cien cada día), de las que ayer consiguieron número, en horario de 10 a 14 horas. Se completarán así los 360 números entregados ayer y, a partir del jueves y hasta el final de agosto, el reparto se hará durante el mismo horario y sin más orden que el de llegada. Durante el mes de septiembre, el sistema de atención seguirá siendo el mismo, pero el horario se amplía de 10 a 14 y de 17 a 19 horas. Ni que decir tiene que los solicitantes que en una primera visita al Conseyu de Mocedá no pueden hallar todos los textos que necesitan pueden volver, ya que algunos usuarios del programa siguen entregando libros que no necesitan para obtener a cambio otros o un vale que permite formalizar el trueque este mismo año o el próximo.

Incertidumbre

Aunque las colas demuestran que el programa de intercambio de libros de texto tiene éxito, y aunque los datos del Conseyu de Mocedá indican que el pasado año se beneficiaron del mismo «más de 4.200 familias», según el presidente de la citada entidad, Javier Suárez, no es seguro que haya decimosexta edición en el curso 2014-2015. La razón, según la misma fuente, es que el concejal responsable de Educación, Carlos Rubiera, ha advertido ya de un posible recorte de la ayuda que financia el programa.

«Recibimos 8.500 euros al año para un programa que empieza en julio con la recepción de libros. Los clasificamos y repartimos hasta octubre. Eso no lo podemos hacer exclusivamente con voluntariado, así que, si falla la subvención, lo más probable es que no haya programa. Depende del concejal, pero la financiación, en este momento, está en entredicho».

Además del propio Javier Suárez, se ocupan de organizar y gestionar el intercambio Cristina Cabezas, Paula Fariñas y Álvaro Granda. Tres de ellos estaban ya a las ocho de la mañana de ayer ocupados en el reparto de libros.