Beneficiarios de la iniciativa de intercambio de manuales escolares permanecen desde las cinco de la mañana a las puertas del local de recogida
La necesidad daba la vuelta a la manzana desde primerísima hora de la mañana de ayer. Apenas eran las cinco de la madrugada cuando comenzaron a llegar hasta las inmediaciones del local del Conseyu de la Mocedá los primeros beneficiarios del programa de intercambio de libros de texto, que inició en la jornada de ayer su segunda fase.
Desde esta semana y hasta el próximo 30 de septiembre tendrá lugar la
entrega de los 8.580 ejemplares escolares recogidos durante el mes de julio. Las
familias, que disponen de tantos vales para canjear por libros como ejemplares
hayan entregado ellos a su vez, abarrotaron el local ubicado en el número 62 de
la avenida de Manuel Llaneza. En torno a las siete de la mañana se contaban ya
unas 400 familias que esperaban para obtener su turno de retirada de los libros
de texto.
Cada vez más se nota la necesidad de ahorrar en todo lo que se pueda, y
los libros de texto han sido siempre una de las opciones más socorridas. Por eso
no sorprenden los nervios que se vivieron en la jornada de ayer, la primera en
la que se podía retirar los libros dentro del programa de intercambio. Todos
querían ser los primeros, para tener más oportunidades de encontrar los manuales
escolares que necesitaban. Algunos marchaban contentos, con la mayoría de sus
libros para el próximo curso en la mochila, mientras que otros lo hacían
cabizbajos, quizás un poco frustrados por haberse dado el madrugón para apenas
nada. «Sólo les quedaba uno de todos los que necesito», comentó una mujer al
salir del centro.
Hasta el local del Conseyu de la Mocedá se acercaron ayer alumnos y
padres, pero también abuelos que no dudaron en aguantar de pie las largas colas
por hacerles el favor a sus familias. A todos les tocó armarse de mucha
paciencia. Los más previsores se entretuvieron leyendo un libro mientras que
otros hicieron piña y charlaban en corrillos.
En estos primeros tres días de recogida de libros se atenderá a 360 familias. Ayer ya se despachó a las 160 primeras y hoy será el turno para las 100 siguientes, lo que deja otras 100 para mañana. A partir del jueves se retomará el sistema habitual de otros años atendiendo al orden de llegada del propio día. Pese a las mejoras en las gestiones, se colapsó el trabajo de los tres miembros del Conseyu, que necesitaron más de seis horas de buena disposición para atender las peticiones de las familias beneficiarias.
La primera jornada de entrega terminó a eso de las cuatro de la tarde, lo
que supuso un cierre algo más temprano que el de la edición anterior, según
reconocen los organizadores. «El año pasado estuvimos aquí hasta casi las seis y
sin comer», apuntó el coordinador. Las personas que intentaban, con esta
iniciativa solidaria, encontrar libros gratis para el próximo curso supieron
esperar con paciencia las largas colas. «La gente este año está más tranquila,
ya saben lo que hay», señaló Javier Suárez.
El programa de intercambio de libros de texto que organiza desde hace
quince años el Conseyu de la Mocedá ha ido viendo crecer su importancia y su
necesidad, ambas muy aparejadas al azote de la crisis económica. En comparación
con los datos del año pasado, en la nueva cita se ha producido un incremento del
16%, tanto en el número de participantes en el programa como en el número de
libros recogidos durante el mes de julio.
Estos datos, sin embargo, no son definitivos, ya que la recogida de
libros continuará hasta finales de verano. Tan sólo durante el día de ayer se
recogieron otros 203 ejemplares. En cuanto a las cifras de entrega, en la
primera jornada se atendieron a las 160 familias citadas, que retiraron un total
de 1.582 libros.
El local del Conseyu de la Mocedá, que seguirá realizando la entrega de
los libros de texto usados hasta el próximo 30 de septiembre, tendrá un horario
de atención al público de diez de la mañana a dos de la tarde en agosto, a las
que se le sumará en septiembre el horario vespertino de cinco a siete. Con
iniciativas como esta queda claro que Gijón se mueve y es solidario. No
obstante, existen algunas voces menos idealistas, como la de Javier Suárez,
coordinador del programa de intercambio, que mantiene los pies sobre la tierra:
«No es verdad que de pronto haya habido un brote solidario en Gijón. Estos datos
son reflejo de la crisis y de las necesidades que pasan cada vez más
familias».