Luján PALACIOS
El medio rural puede ofrecer muchas oportunidades de negocio. Eso sí, con tenacidad, paciencia y esfuerzo. Los Encuentros de la Juventud de Cabueñes, que este año exploran los nexos entre los jóvenes urbanos y los rurales, sirvieron ayer para difundir un mensaje positivo a todos los que ven en el campo una alternativa, especialmente en tiempos de crisis. Porque, «si se quiere, se puede», como indicaba Adolfo Blanco de la Parte, ingeniero de montes que se ha embarcado en varias actividades empresariales relacionadas con el mundo rural.
Ayer expuso la experiencia en la recuperación de razas de cerdo autóctono en varias comunidades y explicó a los jóvenes asistentes al encuentro cuáles son los pasos que deben seguir para poner en marcha una empresa, que «es lo más fácil, porque existen numerosos recursos económicos y ayudas; lo importante es tener la idea y, una vez creada la empresa, lograr que se mantenga en el tiempo».
La tarea no es fácil, como desveló Mari Luz García Rodríguez, representante de Agrecoastur y productora de manzana y kiwi en su plantación de Villaviciosa. Ella, al igual que varios compañeros que se dedican a la agricultura ecológica, ha optado por la figura del cooperativismo y la distribución conjunta de los productos. Con todo, y a pesar de que el esfuerzo se comparte, «no resulta fácil echar a andar», porque en el caso de los productos elaborados como las mermeladas o los zumos ecológicos, que también comercializa Agrecoastur, «todo se hace manualmente, el etiquetado, tapar las botellas, colocarlas...».
Con las mismas dificultades se topa Yaiza Rimada, una emprendedora del concejo de Sariego que ha sacado adelante la marca de productos lácteos La Saregana, o los productores de escanda de Speltastur. Los productos tienen que entrar en un circuito de venta, y para ello es necesaria una labor de promoción para dar a conocer el género que «exige mucho sacrificio personal», coincidieron los ponentes.
En todo caso, sus testimonios sirvieron para «animar y lanzar un mensaje alentador» a los que, como ellos, decidan dar el salto a un mundo, el rural, que «hoy en día nos ofrece casi todo lo que pueden ofrecer las ciudades» y donde «un planteamiento realista de éxito es posible». De esta manera, tal y como indicaron, se podrá construir un futuro para un campo asturiano «aún muy descapitalizado» en el que la producción y la sostenibilidad pasen por «el pequeño agricultor y ganadero», en una red que permita mantener la soberanía alimentaria, esto es, «que tengamos por nosotros mismos todos los productos que necesitamos».
Hoy se hablará sobre el cultivo del manzano de sidra, uno de los grandes retos de futuro del campo asturiano, y se visitará un llagar familiar en la parroquia de Deva.
En las jornadas de ayer también se debatió sobre otras cuestiones en los grupos de trabajo creados en torno al desarrollo cultural y el territorio, la cooperación, la ecología o la participación de los jóvenes en la sociedad y la política. Hoy está previsto que continúen las ponencias y varios talleres.