La última ocurrencia del Conseyu de la Mocedá
JORGE J. URÍA En momentos de crisis se necesitan propuestas, no ocurrencias. Claro que para plantear ideas con cierto nivel, que aspiren a solucionar los múltiples problemas que los ciudadanos padecemos, es imprescindible tener nociones de realismo de las que algunos carecen.
Lo más fácil ha sido culpar primero a los neocon, luego a los especuladores y los mercados, a la avaricia de unos pocos o al último que se pasee por ahí con aire de suficiencia con la que está cayendo. Lo difícil es indagar en las deficiencias de un sistema que en Asturias ha llevado hasta el momento al paro a 86.008 personas, de las cuales más de 8.773 son menores de 30 años. A pesar de las ideas y recomendaciones que diferentes economistas y entendidos en la materia llevan elaboradas, parece que el Conseyu de la Mocedá de Gijón ha descubierto otra manera de capear el temporal, por lo menos hasta que escampe, y no se trata de exigir responsabilidades a quienes tienen alguna en materia económica en el Ayuntamiento o el Principado a pesar de que la tasa de paro juvenil en Asturias es de las más altas de España, no; ni de poner en cuestión el dinero y el tiempo invertido en planes de empleo que se han revelado ineficaces, tampoco; ni siquiera desde el Conseyu se pide mayor esfuerzo y compromiso por parte de las autoridades a la hora de diseñar planes educativos en los que prime el mérito y el esfuerzo como herramientas imprescindibles para que los jóvenes se abran paso en el siempre difícil camino de la vida.
Los miembros del Conseyu, ajenos a cualquier instinto crítico, algo muy sospechoso en un colectivo que dice mirar por el interés de los jóvenes, han decidido que para este año una de las medidas a tomar es experimentar con el intercambio de favores y servicios entre personas, o sea fomentar el trueque entre nuestros jóvenes como se hizo siglos antes de nuestra era entre las orillas de los ríos Tigris y Eúfrates, donde según cuentan, nuestra civilización dio los primeros pasos. De nada ha servido la invención del dinero como la forma de intercambio más sencilla y flexible, la organización mira más allá, siempre hacia atrás, y mientras en otras latitudes se afanan por cultivar la innovación y el desarrollo de la ciencia y la tecnología, como fundamentos de la nueva economía, el Conseyu apuesta por el trueque para los jóvenes de Gijón.
El pasado mes de mayo la organización juvenil eligió nueva directiva tras un politizado proceso que algunos no dudaron en calificar como pucherazo, mientras desde el Ayuntamiento otros bendecían la elección por considerar que se atenía a los designios de la que dicen es izquierda plural y transformadora en Gijón desde hace 32 años. Hoy la mocedá apuesta por el trueque