En el Principado cada vez son menos quienes compaginan estudios y trabajo: hay 8.700, frente a los 12.200 de hace un año. Los‘ni-ni' van amás
Los sí-sí, jóvenes que combinan estudios y trabajo, podrían estar convirtiéndose en una especie en peligro de extinción en el Principado. Así lo revelan los últimos datos del INE, que señalan que, en el último trimestre de 2010, eran 8.700 los asturianos menores de 30 años que compaginaban estudios y trabajo, frente a los 12.200 que hacían ambas cosas un año antes.
Paralelamente a este descenso, la cifra de los ni-ni (ni estudian ni trabajan) sube ligeramente: a finales de 2010 eran 13.600, frente a los 13.000 del último trimestre de 2009.
Quieren y no pueden
Al presidente del Consejo de la Juventud de Asturias, Marcelino Sánchez, no le sorprenden estos datos: «A la dificultad para encontrar un trabajo se suma el hecho de que las administraciones tienen cada vezmenos dinero para cursos subvencionados. Muchos jóvenes que se han quedado en paro quieren aprovechar para formarse, pero no encuentran nada».
Rodolfo Gutiérrez, catedrático de Sociología de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo, también señala a la crisis como responsable de esta tendencia, pero aclara que «en Asturias, como en el resto de España,t enemos poca tradición de compaginar trabajo yestudios si se nos compara con el resto de los países de Europa. El sistema educativo y el laboral son demasiado poco flexibles, lo que dificulta compatibilizar ambas cosas.Y en plena crisis combinarlo es más difícil todavía».
«CUANDO PIENSO EN LOS ‘NI-NI' ME DA LA RISA»
PATRICIA FERNÁNDEZ. FOTÓGRAFA Y ESTUDIANTE UNIVERSITARIA, 27 AÑOS
Cuando hace poco más de un año Patricia se matriculó en Historia del Arte por la UNED, en su pandilla le preguntaron si se había vuelto loca. «A mi familia y a mi novio les pareció bien, pero mis amigos me preguntaban si no había estudiado ya bastante».
Patricia, fotógrafa del periódico Deporte base desde hace tres años, es una de los 8.700 sí-sí que hay en Asturias. «Lo hago porque siempre quise estudiar esto, y también por si acaso». La organización del tiempo es la clave: «Con los estudios, trato de no dejarlo todo para última hora. Trabajo entre 3 y 4 días a la semana: los días en que libro dedico la mañana a estudiar y luego ayudo a mis padres con la casa». Cuando piensa en los ni-ni, a Patricia le «da la risa. Ahora puede parecerles un lujo, pero quizá con el tiempo no lo sea tanto».