"En el botellón la borrachera no es una consecuencia, es un objetivo"

Asistentes a las Jornadas
Varios expertos dieron su opinión sobre el alcoholismo juvenil en la XVII Jornada Municipal sobre Drogas
El Centro Municipal Integrado de Pumarín-Gijón Sur acogió ayer la XVII Jornada Municipal sobre Drogas, centrada este año en el tema 'Trabajo, ocio y ¿alcohol?' y en la que tuvieron un importante protagonismo el alcoholismo juvenil y especialmente fórmulas de consumo masivo como el botellón. Los expertos hablaron sobre las motivaciones de los jóvenes para recurrir a estas prácticas y también sobre el daño cerebral que provoca la ingesta de alcohol a edades tempranas y en grandes cantidades. La primera intervención corrió a cargo de Luis Miguel García, profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, quien destacó que «lo más problemático es que para los adolescentes la intoxicación, la borrachera, no es una consecuencia del consumo de alcohol, sino un objetivo». Este experto fue el primero en aludir al término inglés 'binge drinking', referente a la ingesta de bebidas en cantidades excesivas y concentrada en un corto periodo de tiempo. «Aquí es donde se plantea el verdadero problema, frente al consumo regular», afirmó. García señaló que, si bien en los últimos años se ha reducido el porcentaje de jóvenes que consumen alcohol, el de ingestas masivas que derivan en borracheras ha duplicado. Según apuntó, en 1994, en una encuesta estatal sobre uso de drogas, un 84,1% de los encuestados, estudiantes de entre 14 y 18 años, reconocieron haber consumido alcohol en alguna ocasión y un 75,1% dijo haberlo hecho en los últimos treinta días anteriores a la entrevista. En 2008 estos porcentajes se redujeron hasta el 81,2% y el 58,5%, respectivamente. Sin embargo, mientras en 1994 un 21,4% admitían haberse emborrachado en el último mes, en 2008 esta cifra se elevó hasta el 49,6%. El profesor afirmó que en la adolescencia hay funciones cerebrales como la atención, la velocidad de procesamiento, la memoria y el funcionamiento ejecutivo -control de la inhibición y capacidad para planificar, tomar decisiones- que están en desarrollo «y son muy susceptibles de resultar alteradas por el consumo de alcohol». Destacó además cómo «los ciclos intoxicación-abstinencia», es decir, la fórmula de ingerir grandes cantidades por ejemplo un viernes por la noche y a continuación pasar una semana sin beber para luego repetir de nuevo el proceso, «es como meterle al cerebro dos bombas cada siete días». Explicó esta comparación en el hecho de que, al incorporar altos niveles de alcohol, «el cerebro activa unos mecanismos que tienen un coste efectivo como la muerte de neuronas y el consumo de energía». Si se detiene bruscamente ese suministro de alcohol «activa otros mecanismos para compensar», lo que nuevamente le supone un esfuerzo.

Luis Miguel García describió además cómo en el cerebro adolescente el denominado 'circuito de recompensa', esto es, el que «nos hace experimentar placer», está más consolidado y más activo que la corteza prefrontal, que es la que controla los actos más reflexivos. «Por eso en el adolescente prima la búsqueda inmediata del placer», algo que, unido a «la presión del grupo», justificaría su predisposición al consumo masivo de alcohol. El 'atracón', en toda Europa La psiquiatra Rocío Villa habló sobre la relación del alcohol con trastornos mentales como la depresión, la ansiedad o la psicosis. Según esta experta, el principal problema del consumo juvenil es «la baja percepción que tienen del riesgo, porque al no tener unos efectos inmediatos graves creen que no tienen un problema». Destacó el error que supone «pensar que por no tener una dependencia no tienen ningún problema, porque a lo mejor a largo plazo están en riesgo de poder desarrollarla». Maite Cortés, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia, centró su intervención, bajo el título de 'El consumo de alcohol juvenil en atracón', en el fenómeno del botellón. «En España los jóvenes coinciden con el resto de Europa en la forma de consumir alcohol, que es el 'binge drinking', pero tenemos el plus de hacerlo en un ámbito como es el botellón que fomenta todavía más que se hagan consumos excesivos», explicó. Cortés destacó cómo los adolescentes «tienen unas creencias distorsionadas de que consumiendo alcohol de esta manera van a experimentar un estado de ánimo positivo, a desinhibirse y a mejorar sus relaciones sociales, pero eso no es así, porque a partir de ciertas cantidades estos efectos desaparecen. El alcohol es un depresor. El efecto estimulante sólo se tiene bebiendo en pocas cantidades y durante un breve periodo de tiempo». La experta señaló que en el caso de los varones jóvenes se considera 'binge drinking' un consumo concentrado de 60 gramos de alcohol, el equivalente a seis cervezas o tres copas, en un periodo aproximado de dos horas. Sin embargo, en España el consumo en este mismo periodo alcanza los 125-130 gramos. Destaca, además, que los adolescentes de 14 a 17 años consumen lo mismo que los universitarios «y además han alcanzado este nivel de consumo en un periodo más rápido». Si bien la media de iniciación al alcohol se establece en torno a los 13 o 14 años, los que tienen 14 años «se iniciaron con 12». Cortés señaló que entre las chicas la ingesta masiva de alcohol rondan los 80 gramos, aunque las adolescentes beben menos que las mayores de 18. Según un estudio realizado, entre otros, por esta experta, entre las motivaciones para practicar el botellón el 75,2% de los jóvenes destaca la diversión, el 37,5% la economía, el 36,3% estar con amigos afines y el 31,5% «desconectar». En la jornada también participó la psicóloga Lourdes García, quien destacó que «las chicas ahora están consumiendo más alcohol que los varones y se emborrachan casi como ellos». En su opinión, «las medidas que se han tomado hasta ahora han sido inefectivas» y abogó por «una prevención efectiva» que incluya trabajo con las escuelas, con la familia y con la comunidad, «para que tengan actividades de ocio alternativas». Las sesiones se cerraron con una charla sobre la publicidad del alcohol, a cargo de Carmen López, profesora de Psicología Social de la Universidad de Alicante. También abordó ayer este asunto el médico psiquiatra Eduardo Carreño durante su intervención en el programa 'La Lupa', de Canal 10. Carreño consideró que «beber en atracón es una actividad especialmente peligrosa con la que no se debe tener ningún tipo de tolerancia» y aseguró que «deja más secuelas».