El consumo abusivo en la adolescencia puede producir daños cerebrales

El consumo abusivo de alcohol, sobre todo en la adolescencia, puede producir daños irreparables. El profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, Luis Miguel García, asegura que el problema del alcoholismo «no es tanto el consumo» como el «abuso de la sustancia». Según los estudios expuestos por este experto ayer en las jornadas municipales sobre drogas, el 87 por ciento de los españoles entre 15 y 65 años ha bebido alcohol «alguna vez»: «El consumo tiene un tremendo arraigo popular».

La disminución del volumen cerebral por la muerte de neuronas se establece como el principal problema del abuso del alcohol, a juicio de este profesor universitario, y es que esta sustancia «afecta tanto a las conexiones cerebrales como a la sustancia gris». De esta manera se puede llegar a perder memoria: «Los jóvenes tendrán más dificultad para generar nuevos recuerdos». La coordinación y otras funciones esenciales pueden verse también afectadas. La edad de inicio en el consumo de alcohol, que en España se sitúa entre los 13 y los 14 años, es uno de los datos más preocupantes, a juicio de Fernández, de cuantos se pueden extraer de los estudios realizados en torno al alcoholismo en la adolescencia en los últimos años: «Los efectos de esta sustancia tienen consecuencias que no siempre desaparecen con el tiempo».

«La adolescencia es una etapa de cambios que están motivados por la maduración del joven, una etapa en la que la interacción social crece de manera muy desproporcionada y se buscan sensaciones nuevas para el desarrollo», mantiene el profesor. De hecho, «muchos adolescentes se acercan a las drogas y a la bebida para no ser el pardillo de la pandilla, desarrollan mucho la parte del cerebro que entiende del sistema de recompensa y buscan el placer a corto plazo realizando en muchas ocasiones actos impulsivos».

Precisamente es durante esta etapa de la vida, la de la adolescencia, «cuando se están formando partes fundamentales del cerebro que antes no estaban configuradas», por eso se debe tener especial precaución a la hora de hablar de adicciones. En este sentido, el profesor señala además que «es tan malo beber como pasar la resaca»: «es como meterle dos bombas al cuerpo, una con el alcohol y otra con su deshabituación».