Tras conocer los datos, el fiscal especial antidroga, José Perals mostró su preocupación ante el "elevado consumo", sobre todo, de la ketamina, un anestésico disociativo que actúa creando en el consumidor la sensación de estar fuera de sí mismo. Sintetizada en 1962, se utiliza desde los años 70 en medicina y veterinaria para producir anestesia. Basta echar un vistazo a los datos del informe para darse cuenta de la presencia que ha alcanzado en el último año en la región cuando los agentes incautaron 11.226 gramos frente a los 0,6 de 2008.
Su entrada entre los más jóvenes se explica, comenta Perals, por un lado por sus potentes efectos que la convierte en una droga de ocio. Y por otro, porque se trata de una sustancia que deja "elevados beneficios económicos" para sus distribuidores. A los camellos les sale barata y en la calle, su precio, alcanza los 60 euros el gramo, similar al de la cocaína. Pero además el fiscal advierte de un problema añadido que, pese a que la se trata de una droga que causa daños graves, judicialmente se persigue de forma leve. El problema, explica Perals es que "se persigue como un delito contra la salud pública con carácter genérica" que acarrea una pena de de seis meses a tres años de cárcel y multa, "un castigo más leve que por tráfico de hachís".
En el caso de la cocaína, fuentes de la Fiscalía Antidroga aseguraron que el pasado año se aprehendieron casi 27.000 gramos frente a los 18.489 del año anterior, aunque las mayores incautaciones se registraron en los años 2005 y 2004, con 790.637 y 499.732 gramos, respectivamente. En el caso del cannabis se incautaron el año pasado 235.009 gramos frente a los 216.619 de 2008, y de marihuana 22.625 gramos por los apenas 3.800 del año anterior. Unas cifras que para el fiscal antidroga reflejan "la realidad actual al ser las dos sustancias más consumidas". Y achaca el mayor o menor número de incautaciones al "éxito de las operaciones llevadas a cabo por lo agentes". El año pasado detuvieron a 302 personas por drogas.
La otra cara de la moneda la muestra la heroína que cada año, desde el 2004, pierde presencia en Asturias al pasar 252 gramos en 2009 a los 1.648 de hace cinco años.