El acoso escolar, asignatura pendiente

Los expertos dicen que la cifra de incidentes ha bajado, pero alertan del cambio de tendencia: aumenta entre las niñas y a través de internet Los últimos casos en las comarcas mineras reabren el debate sobre los conflictos en los colegios
En tan sólo un mes, dos colegios de Langreo ha vivido sendos casos de presunto acoso escolar con un denominador común: los padres de ambos centros se quejan del «menosprecio» y «trato despótico» que dos profesoras, una de Infantil y otra de Primaria, están infringiendo a sus alumnos. Las críticas de los progenitores -que han llegado hasta la Consejería de Educación- han vuelto a reabrir el debate sobre los conflictos en las aulas, pese a que el propio José Luis Iglesias Riopedre señaló el año pasado que habían descendido un 42%.
La presidenta de la Asociación contra el Acoso Escolar, Encarna García, apunta que «no es muy común» que un docente acose a un pupilo. «Este tipo de casos son más frecuentes entre iguales», añade. Asimismo, y pese a la proximidad en el tiempo de las denuncias en el Valle del Nalón, García subraya que «los casos de las comarcas mineras no están por encima de la media de la región, como ocurre en Avilés, donde se están produciendo muchas más situaciones de este tipo. De hecho, me consta que en las cuencas se están volcando mucho más para que no surjan estos problemas».
A Encarna García, más que las cifras, le preocupa el cambio de tendencia en el acoso, puesto que «cada vez hay más entre niñas, que son mucho más crueles que los varones. Además -añade-, el acoso continúa en las casas a través de la red, donde se sigue haciendo mucho daño».
Las cuencas también han sido testigo de este nuevo ciberacoso. En diciembre, dos niñas del instituto de Secundaria de Turón, en Mieres, fueron sancionadas por grabar a otra niña cuando estaba en el baño. Asimismo, internet, y concretamente la red social Tuenti, también fue el lugar escogido en 2009 por varios alumnos del instituto Bernaldo Quirós de Mieres para subir fotos de sus profesores con la intención de burlarse de ellos.
Sobre este último aspecto, el acoso a los profesores, también hay mucho que decir. Paco Redondo, portavoz del sindicato docente ANPE en Asturias, afirma que, aunque estos casos se han reducido en Asturias, «todavía tenemos que luchar contra ello». Redondo apunta que un 70% de los hostigamientos a docentes proceden de alumnos de Secundaria, «que son estudiantes que ni aprenden, ni dejan que los demás lo hagan».
Reconocer la autoridad
El portavoz de ANPE señala que «este tipo de pupilos muestran actitudes disruptivas, así como insultos y otros tipos de acoso que acaban llegando a la amenaza e, incluso, la violencia».
Asimismo, Paco Redondo explica que los profesores no sólo sufren la persecución de los alumnos, sino que también son los padres los que pueden llegar a tener este comportamiento. «Por eso, una de nuestras reivindicaciones es el reconocimiento público de la autoridad docente en el ejercicio de su función educativa».
En este debate también intervienen los progenitores. Jesús Antonio Fernández, presidente de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA), afirma que el acoso escolar «ha remitido mucho en los últimos años gracias a que cada vez se detecta más rápido y se le puede poner solución. Nada que ver con la situación que se vivía hace seis o siete años». Según indica, «ahora existe la figura de los orientadores y hay una mayor preparación del profesorado, por lo que la mayoría de los casos se quedan en conatos». De hecho, afirma que «casi no nos suelen llegar casos porque se solucionan antes, aunque eso no quiere decir que no nos enteremos».
Este descenso al que alude el presidente de la FAPA también es corroborado por la abogada Sara Pérez. La letrada afirma que «los centros escolares están tomando medidas, y el tema es bien distinto al de hace cinco años. Si ahora recibo de 20 a 30 consultas sobre este asunto de todo el país, antes podía tener las mismas sólo de Gijón».
Asimismo, y al igual que Encarna García, la abogada hace hincapié en el aumento de las persecuciones entre niñas: «Antes era más sutil y de carácter psicológico, pero ahora llegan a las agresiones». Desde el punto de vista legal, Sara Pérez señala que los casos «no suelen pasar de las consultas. Es muy difícil llevarlos a los tribunales, ya que es la palabra de un niño contra otro».
Otro aspecto que hay que valorar es cómo afecta el acoso al menor. El psicólogo clínico y colaborador de EL COMERCIO, Miguel Silveira, destaca que «las consecuencias son peores cuanto más frágiles sean los pequeños. En todo caso, siempre es negativo porque interviene en un proceso en el que el niño se está formando». Silveira recomienda hablar con los profesores, comprobar la veracidad de las acusaciones, y ponerle remedio. Una buena herramienta, según Silveira, «es el diálogo».
De la misma opinión es la psicóloga Victoria Tuya. Según indica, el impacto del acoso en los niños «no es igual en todos los casos, pueden responder igual que el que los acosa porque lo acaban viendo como algo normal, o estar más atemorizados».
Por su parte, el catedrático en Ciencias de la Conducta y colaborador de EL COMERCIO, José Antonio Flórez, alude al «síndrome de estar quemado» que pueden sufrir los profesores, «un agotamiento emocional que puede explicar la humanización del profesor». También defiende que «pueden darse conductas normales dentro de la actividad académica que sean malentendidas como acoso».