«El desencanto de los jóvenes de los años 60 y 70 se produjo por exceso de utopía»

Luis Miguel Piñera. marcos león
«Areces jugó un gran papel en la reconstrucción del movimiento político juvenil de la ciudad durante el franquismo; tenía mucho carisma»
Las organizaciones políticas juveniles tuvieron un papel destacado durante la Guerra Civil española y en los años de la transición a la democracia. Luis Miguel Piñera, escritor especializado en la historia gijonesa y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, dedica su último libro, «Jóvenes de izquierda en Xixón», a estudiar un frondoso movimiento del que salieron políticos que hoy ocupan asiento en la Junta General del Principado y en el Ayuntamiento. La participación juvenil fue fundamental en la recuperación de las libertades, pero se ha silenciado de manera casi sistemática en favor de construcciones históricas que ignoran o minusvaloran ese papel. El libro, editado por KRK y que Piñera presenta hoy a las 19.30 horas en el Museo del Ferrocarril, quiere contribuir a ofrecer una perspectiva más amplia y exacta del pasado.

-¿Por qué un estudio de este tipo?

-Lo cierto es que los jóvenes nunca han figurado en los libros de Historia, jamás han tenido ese protagonismo, pese a participar en los hechos. Es un asunto que me interesa. Es un libro que, de alguna manera, está ligado con otro mío anterior, «Pop playu», donde hablo de jóvenes que también eran revolucionarios a su manera.

-¿Qué diferencias ha encontrado entre las organizaciones juveniles del período de la Guerra Civil y las de los años sesenta y setenta del pasado siglo, las épocas que usted estudia?

-Del período de la Guerra Civil hablo de la apasionante aventura que supuso la fusión de comunistas y socialistas en la Juventud Socialista Unificada (JSU), con un gijonés de secretario general, Santiago Carrillo. Fue innovador e histórico. Crearon, por ejemplo, Grupos Alerta. Eran combatientes en una guerra, lo que es una diferencia sustancial. En los años sesenta y setenta quienes más fuerza tienen son los comunistas (UJCE). Pero los grupos minoritarios, desde Bandera Roja a la Joven Guardia, fueron muy activos y muy imaginativos.

-El historiador Rubén Vega afirma en la introducción del libro que los jóvenes de los años treinta intentaron la revolución, mientras que los de la transición, menos ambiciosos o más sabios, sólo colaboraron a sentar las bases del cambio democrático.

-Los jóvenes de los años sesenta y setenta también querían, al menos en teoría, hacer la revolución. ¿Por qué no la hicieron? A lo mejor es duro pensar que no todos los que estaban, por ejemplo, en las Juventudes del PCE o del MCA eran comunistas; quizá sólo querían luchar para poder votar al presidente del Gobierno o a su alcalde, y en el momento en el que eso se logró, pues -y me incluyo- nos fuimos a nuestra casa. Hubo también un desencanto porque quizás había mucha utopía en los planteamientos. Después ya vinieron movimientos juveniles de otro tipo: antimilitaristas, ecologistas... Todas esas organizaciones son una prueba del gran espíritu asociativo que siempre existió en Gijón.

-¿En qué fechas comienza, tras la experiencia de la JSU y los años de posguerra, la reconstrucción de las organizaciones políticas juveniles de izquierda en Gijón?

-Hacia los años sesenta, después de que el PCE pone en marcha la política de reconciliación nacional. La Escuela de Comercio es un foco de inquietudes y tiene un gran protagonismo Tini (Vicente Álvarez Areces, presidente del Principado) en la labor de alentar a la UJCE. Era un personaje con mucho carisma entre aquellos jóvenes.

-En su libro, usted habla de esos jóvenes como «jaraneros y alborotadores». Asegura que insuflaron aire nuevo al Gijón de la época.

-Son palabras que utilizó primero el catedrático Roberto Mesa en un libro con ese título, «Jaraneros y alborotadores», que era terminología de la Policía para definir a los jóvenes izquierdistas. Pero muchos de esos jóvenes tenían una importante formación marxista y una gran inquietud que les llevó a participar, sin dogmas, en los movimientos culturales y asociativos. La Sociedad Cultural Gijonesa fue, en muchos sentidos, fundamental. Le voy a dar un dato: en el año 1978 la UJCE tiene en Asturias 2.500 afiliados, muy combativos y muy abiertos a la sociedad. El MC era una organización, también, muy festiva. Se procuraba unir política y fiesta.

 

-Aquellas organizaciones captan a muchos jóvenes de familias franquistas. ¿Es un fenómeno que se da también en Gijón?

-No me consta. Por lo que yo conocí, pocos. La militancia estaba formada por estudiantes, hijos de trabajadores o de la pequeña burguesía y por algunos obreros.

-¿Los jóvenes estaban muy tutelados por los partidos?

-Me temo que sí. El PCE desde luego tutelaba a sus Juventudes, y en las organizaciones minoritarias se daba una mezcla de militancia entre el partido y la rama juvenil. Pongo un ejemplo: si Xosé Bolado, que era el líder del MCA, aún no tenía 30 años, pues los militantes del MJCA tenían 18 o 20.

-¿Y las Juventudes Socialistas, a las que se ha referido poco?

-Estaba (Francisco) Villaverde, pero es que en aquellos años tenían poca presencia en Gijón. Y Carlos Zapico, María José Ramos, Daniel Gutiérrez Granda y muy pocos más. Apenas tenían incidencia. Al PCE, que es lo que más conozco, no le gustaba, desde luego, que sus Juventudes se desmadraran.

-¿Las organizaciones juveniles reproducían las tensiones que había entre los partidos?

-No, no eran nada tensas, pero nos diferenciábamos. Por ejemplo, los de la Liga (Comunista), con el pelo más largo y gafas de esta o aquella manera; los de la UJCE, un poco más atildados, y así... Yo tenía amigos en la Liga y en el MC.

-¿Ese movimiento juvenil gijonés aporta alguna singularidad?

-Quizás el «Día de la cultura», que era una cita en la que se implicaron mucho las organizaciones juveniles, aunque ellas no fueran las responsables directas.

-Lo cierto es que fueron una cantera política importante.

-Constituyeron una gran cantera, de primer nivel. Cito sólo algunos nombres: Jesús Iglesias, Aurelio Martín, Noemí Martín, Jesús Morales, María José Ramos, Dulce Gallego, Pedro Sanjurjo, Villaverde, Clara Costales, Jorge Fernández León... Muchos.

«Las Juventudes Socialistas, en aquellos años, tenían poca presencia en Gijón»

«Las organizaciones juveniles fueron una cantera de gran nivel, con bastantes nombres»

«Muchos de aquellos militantes quizá sólo luchaban para poder votar al presidente o a su alcalde»