Oviedo, Antonio LORCA /
Luján PALACIOS
Psiquiatras, fiscales, jueces, padres, sociólogos y médicos asturianos coinciden al señalar que los últimos incidentes registrados en la madrileña Pozuelo de Alarcón, donde un «botellón» acabó con un intento de asalto a la Comisaría por parte de un grupo de jóvenes, revelan el brusco cambio que han registrado los valores educacionales en los últimos tiempos. Los hechos acaecidos en la localidad madrileña han atizado el debate sobre el comportamiento de los jóvenes, sobre el sistema de roles en la familia y la evolución de la forma de educar. El hecho de que hayan tenido que ser los propios magistrados los que «castigaran» a estos jóvenes en casa los fines de semana y que algunos padres hayan recurrido la sentencia después de unos hechos tan graves lanza la pregunta: ¿educa bien la sociedad a sus jóvenes?
El juez de la Sección Primera de la Audiencia Provincial Agustín Azparren considera que con casos como el de Pozuelo de Alarcón se pone de manifiesto una cierta dejadez por parte de los padres en cuestión educativa. Para Azparren, es positivo que se apliquen medidas reeducadoras, como en el caso de los chavales a los que el juez ha prohibido salir de fiesta, porque «estas medidas son más eficaces que otro tipo de castigos para los menores delincuentes». Del mismo modo, recuerda que este tipo de medidas se aplica «no de manera preventiva, sino una vez que se ha cometido el delito».
Julio Martínez Zahonero, juez de Cangas del Narcea, asegura que el debate sobre las medidas que están aplicando los jueces sobre los menores en determinados casos debería estudiarse desde un ámbito «sociológico y educativo», puesto que los jueces «sólo castigan cuando existe un delito». Para Martínez Zahonero, «es negativo que se haya llegado a estas situaciones» en que la justicia debe tomar ciertas decisiones que para muchos deberían tomar los padres, aunque «afortunadamente no es lo habitual».
El fiscal coordinador de menores de Asturias, Jorge Caldevilla, sostiene, por su parte, que la función educativa corresponde a los padres, pero «cuando los menores cometen un delito se aplica la ley». En este sentido, Caldevilla explica que la justicia de menores es «muy personalizada». Por eso, en la mayoría de los casos, situaciones como las de Pozuelo se generan en «familias con problemas de desestructuración, con carencias educativas, con una falta de control grave». El fiscal de menores considera que en la mayoría de los casos las medidas puntuales de reeducación son suficientes para que los menores no reincidan.
José Perals, fiscal especial antidroga de Asturias, pone el acento en una cuestión a su juicio básica: la necesidad de elevar a 18 años la edad legal para poder consumir alcohol. «Es una cuestión de salud pública, Asturias es la única comunidad en la que con 16 años está permitido tomar bebidas alcohólicas, y por ello es necesario aprobar una ley que cambie esta situación», reflexiona el fiscal. Con una medida como ésta, según Perals, se evitaría a los menores una vía de acceso fácil al alcohol y ayudaría también a atajar otros problemas derivados.
Las tesis del fiscal especial antidroga se apoyan en buena medida en la experiencia de quienes tratan habitualmente a menores que abusan del alcohol. Pablo Herrero, médico de urgencias del Hospital Central de Asturias, constata cómo cada fin de semana pasan por urgencias chavales entre los 14 y los 17 años con intoxicaciones etílicas. «Todos los sábados atendemos dos o tres casos, y al cabo del año registramos un par de chavales entubados en la uci en situación de grave peligro», explica el facultativo.
Una situación que hace reflexionar sobre el papel de los padres en la educación y en el control de sus hijos. «Algunos reconocen que sus hijos se han pasado, otros intentan justificar la falta», reconocen los jueces. «Los padres pueden estar o no de acuerdo con las medidas de los jueces, y si no lo están, pueden recurrir. Muchas veces están convencidos de que tienen en casa un angelito, y luego se demuestra que no es así; nosotros sólo aplicamos las medidas que estamos autorizados a aplicar», resume el fiscal de menores.