A finales de 2010, según las previsiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), este conjunto de países tendrá una tasa de paro del 9,9% (cuatro décimas más que ahora). En España se doblará esa tasa, con un 19,8%, la más alta de todo este conjunto de países desarrollados. Sólo Irlanda, con un 15,1%, se le acercará algo. En tercer lugar se situará Alemania, con un 11,8%.
Con todo, el informe de la OCDE -el club que agrupa a los países más desarrollados del mundo- precisa que la fase más aguda de destrucción de empleo ya ha pasado para los trabajadores españoles. Ocurrió en el último semestre de 2008 y en el primero de 2009. Es decir: el paro, que ahora se sitúa en un 17,9%, seguirá engordando durante todo el año que viene pero no a la frenética velocidad que lo ha hecho hasta ahora.
Las demás economías desarrolladas, mejor situadas que la española para salir de la crisis, también verán cómo se incrementa su tasa de paro. Los expertos de la OCDE recuerdan que la recién comenzada (y aún tímida) remontada mundial descubierta en EE UU, Francia y Alemania no bastará para torcer la inercia a la baja del desempleo. Es más, en Alemania, Francia e Italia, el paro engordará en 2010 a un ritmo mayor que en 2009.
"La recuperación está a la vista [...], pero como hemos aprendido de otras crisis, el repunte del empleo sólo llegará después", resumió el mexicano Ángel Gurría, secretario general de la organización.
España y su tenebroso panorama en cuanto al paro se convirtió en la protagonista de la presentación de este informe. Todos los expertos recordaron un dato clave: más del 85% de los empleos destruidos en España corresponden a trabajadores que tenían contratos temporales. Muchos de ellos, en la construcción. Muchos de ellos, jóvenes e inmigrantes.
Sobre los primeros, el informe de la OCDE recuerda que en España uno de cada tres jóvenes se encuentra ahora desempleado. Gurría alertó de este fenómeno, y aunque no se refería sólo a España, aseguró que se corre el riesgo de alumbrar una auténtica "generación perdida".
En el caso de los inmigrantes, el estudio señala que, en la actualidad, el 28% de ellos se encuentran en el paro en España. "La presencia de inmigrantes en el sector de la construcción, en hoteles y en restaurantes se debe, en parte, a que los contratos temporales son mayoría en estos ámbitos", reza el texto.
La vicepresidenta económica, Elena Salgado, al comentar el estudio, destacó en Madrid que España es uno de los países que, en porcentaje, más recursos detrae de su PIB para la protección de parados. Según el informe, España dobla la media del conjunto de países miembros del club en este aspecto. Cristina Narbona, embajadora de España ante este organismo, comentó ayer que este dato se debe a que, en primer lugar, España cuenta con muchos parados y a que la tasa de cobertura alcanza el 70%.
Gurría, al referirse a España, aseguró que es "un caso especial". Para el mexicano resultará vital que modifique su sistema de producción para no fiar buena parte de su economía en la construcción o en el turismo, los pilares españoles por tradición.
John P. Martin, director del área de empleo y asuntos sociales, recalcó, por su parte, que España debe reorganizar su sistema laboral y "reequilibrar" los dos tipos opuestos de contratos que ahora coexisten: por un lado contratos fijos muy "rígidos" y por el otro, contratos temporales con muy poca protección para el trabajador. Dicho de otra forma, la OCDE incidió en la necesidad de reformar el mercado laboral. "Yo sé que el Gobierno español busca un consenso. Y no es fácil llegar a eso en tiempos de crisis. Pero en cuanto la economía española remonte, deberá hacerse", añadió.
Los autores del informe recalaron en la "movilidad" de los trabajadores españoles. Cargaron así contra un cliché clásico del mercado laboral hispano. Contra lo que se asegura, la movilidad ha sido intensa en los últimos años, protagonizada, eso sí, por trabajadores con contratos temporales que se desplazaban para aquí o para allá saltando de un empleo precario a otro igual. "Esa movilidad no servía para crear una carrera laboral", precisó Stefano Scarpetta, economista de la OCDE experto en políticas de empleo.