El mundo vive la mayor crisis económica que se recuerda, pero la concejala de Empleo de Gijón no es un rostro protagonista. Asegura que no se esconde tras las cifras, sino que las políticas de los últimos años han hecho que en la ciudad los efectos de la crisis sean más moderados. Begoña Fernández la concejala socialista que, además, en su cartera lleva el peso de las políticas de Igualdad y de Juventud, reivindica para Gijón el Instituto Asturiano de la Mujer del que fue directora.
-En momentos de crisis como los que vivimos, la concejala de Empleo de Gijón apenas si tiene relevancia pública. ¿Es que las cosas van muy bien en la ciudad o es que se oculta usted tras las cifras?
-No estoy desaparecida. Informamos mes a mes de las cifras de desempleo, de las que hacemos un seguimiento muy puntual. Es evidente que, desde finales de 2008, estamos viviendo un año difícil, una crisis muy seria, que afecta a muchas personas, Pero en Gijón los efectos son más moderados.
-¿Por qué?
-Nos ha ayudado nuestra estructura económica, muy diversificada. No entiendo cuando el PP carga contra la alcaldesa. Las cifras están ahí: la evolución del mercado de empleo en Gijón en sus mandatos ha sido muy buena. Según Sadei, entre 2000 al 2008 tuvimos un crecimiento del 16%, con 13.200 empleos más. La crisis internacional de 2008, de la que el Ayuntamiento no tiene la culpa, nos ha acabado afectando, aunque es verdad que menos que en otras partes de España. Nuestra tasa de desempleo ha crecido el 38%, mientras en España, el 43%. Estamos menos afectados, pero es verdad que hay más de 5.000 personas que han perdido su empleo. En el último año, 3.800.
-¿Y qué hace el Ayuntamiento?
-Insisto en que no es culpa del Ayuntamiento, pero sí busca soluciones. En Gijón siempre ha habido un pacto por el empleo y el Ayuntamiento ha tenido sus propios planes de empleo y formación. A 1 de octubre habremos contratado con ellos a 641 personas.
6.000 para trabajar
-¿De colectivos especiales?
-Se han hecho cuatro convocatorias y en cada una hemos priorizado perfiles. En la primera, a mujeres; en la segunda, a parados sin prestación; en la tercera, a colectivos especialmente vulnerables, y, en esta última, que estamos preparando, a desempleados sin prestación. En estos procesos de selección hubo más de 6.000 solicitudes que hubo que valorar. A las que se suman las 2.700 personas que pasaron sólo para orientación laboral. Es decir, hemos hecho un esfuerzo para tratar la crisis, pero sin abandonar nuestros objetivos anteriores: modernizar los servicios públicos de empleo y los programas municipales de empleo para adaptarlos a las necesidades del mercado laboral. Que van a cambiar.
-¿Cómo?
-El envejecimiento reducirá las personas en edad de trabajar.
-Pero también será un yacimiento de empleo.
-Sí, es un reto. Las empresas y las administraciones públicas tenemos que hacer esfuerzos por ir generando un mercado de trabajo más inclusivo. Sectores concretos que tenían plantillas muy homogéneas: varones, jóvenes, en los próximos años deberán integrar a mujeres, jóvenes, inmigrantes. Nosotros tenemos que modificar todos nuestros programas para acercar la oferta a la demanda. Tenemos, también, que formar para los nuevos sectores en ascenso.