Saúl FERNÁNDEZ
Sergio Sanzo (Avilés, 1987) es el secretario general de Juventudes Socialistas de Avilés desde hace un par de años, estudia Historia en la Universidad de Oviedo y en esta entrevista telefónica -ayer no se encontraba en la ciudad- se muestra absolutamente partidario de que los jóvenes se junten en la calle para beber, es decir, para practicar el «botellón».
-¿Qué entiende usted por «botellón»?
-Se trata de una práctica reciente para una determinada generación de jóvenes que no pueden permitirse el lujo de tomar copas los fines de semana en los locales nocturnos a causa de los precios abusivos. Por eso, los jóvenes se juntan, compran alcohol barato, aunque de calidad, y confraternizan. Porque se trata de eso: de confraternizar.
-¿No es una fiesta para beber?
-No todos los que participan del «botellón» beben. Esta práctica debe estar regulada porque no es apta para menores de edad. El «botellón» es una fiesta en la que los amigos quedan, charlan y, un poco más allá, se encuentran con compañeros de la Universidad con los que establecen un diálogo. No es una fiesta para beber, porque no todos beben... Hay quien se junta y echa unas partidas de mus.
-Pero es que la ley asturiana permite adquirir bebidas alcohólicas a menores de entre 16 y 18 años.
-Hasta una determinada graduación?
-¿No le parece que es una ley demasiado permisiva?
-Si un chico de 16 años puede dejar de estudiar, puede ponerse a trabajar y una chica de la misma edad, con la nueva ley que propone Zapatero, puede abortar, ¿por qué no va a poder beber? Esta ley me parece una buena ley que debería aplicarse en todo el ámbito nacional.
-Pero seguimos hablando de menores que salen a los parques a beber.
-Para evitar que ellos salgan a beber, organizaciones juveniles como la nuestra promueven campañas de sensibilización.
-La alcaldesa de Avilés, Pilar Varela -que es del PSOE-, no es partidaria de la ecuación jóvenes y alcohol.
-Su posición y la mía son compatibles.
-¿Ah, sí?
-Por supuesto. Estamos de acuerdo en que se tienen que hacer campañas en contra del consumo excesivo de alcohol y evitar, así, el alcoholismo... El quid de la cuestión está en consumir con moderación, un camino óptimo para pasarlo bien. Mi padre, que tiene cuarenta y ocho años, me dijo que siempre se bebió en la calle?
-En romerías y folixas?
-Sí, sí.
-Los vecinos que padecen el «botellón» no están muy de acuerdo con su postura.
-Volvemos a las campañas de concienciación. Hay que recoger lo que se tira, hay que aplicar las normas evidentes de civismo. Por eso propusimos el parque del Muelle, porque pensábamos que era el lugar que producía menos perjuicios a los vecinos.
-También hablaban de la vigilancia policial. Imagino que beber rodeado de policías no debe de ser muy divertido.
-En el parque de Cabruñana ya estamos rodeados de policías. Los agentes pasan y piden carnés porque tienen que hacer su trabajo, tiene que hacer cumplir la ley... Cuando hablábamos de habilitar un espacio en ningún momento pensamos en un gueto.
-¿Qué le parece la polémica que se ha montado en la ciudad?
-Normal. Entiendo a los ciudadanos que sufren los efectos devastadores del «botellón»... pero nosotros somos partidarios de recogerlos y, por supuesto, de reciclarlos. A quien no entiendo, sin embargo, es a Izquierda Unida.
-¿Y eso?
-Nunca sabemos por dónde van a salir... Nos acusan de ser frívolos, pero hay ayuntamientos del sur de España, que gobiernan ellos, que han establecido espacios para el «botellón».
-Tampoco están muy conformes los vecinos del centro.
-Iván Heres representa a muchos vecinos. Es natural que reciba quejas, pero creo que tiene que entender a los jóvenes... Últimamente se ha mostrado muy radical y en Avilés deberíamos ser conciliadores.