«Los jóvenes, que son personas egocéntricas, que buscan el hedonismo y toleran muy mal la frustración, beben para transgredir y no sirve de nada prohibírselo». Pilar Alejandra Sáiz, profesora titular del Área de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, se mostró ayer en contra de aplicar únicamente medidas restrictivas para ganar la partida al abuso del alcohol entre los menores, en la que la sociedad española va perdiendo por goleada.
Pilar Sáiz analizó ayer en los salones de la Asociación 'La Santina' en El Natahoyo las claves de este fracaso en una ponencia titulada 'Abuso de alcohol en menores. Tendencia en España e impacto', un acto organizado por el Aula de Cultura de EL COMERCIO.
«La prohibición por sí misma no funciona, porque genera aún más deseo de transgredir en unas edades, las de la adolescencia, en las que se busca precisamente eso: saltarse las convenciones», explicó la experta, que aseveró que «las restricciones deben ser acompañadas de programas educativos».
Se debe, por tanto, recomendó, «trabajar tanto con los jóvenes como con las familias, que muchas veces se preocupan más por las obligaciones externas que por lo que tienen en su propia casa», además de que «incidir en aspectos como la publicidad, la venta y las edades de consumo».
De lo contrario, aseguró, los jóvenes seguirán abusando del alcohol cada vez más, como demuestran los datos del Observatorio sobre Drogas, «que confirman que el incremento del consumo de alcohol entre los jóvenes de 1994 a 2008 ha sido importantísimo».
Sólo un ejemplo: «Si en 1994 un 22% de los jóvenes entre 14 y 18 años admitía haber sufrido los efectos de la borrachera al menos una vez durante los últimos doce meses, en 2008 era casi el 50%, más del doble».
No lo hacen sólo por transgredir y sentirse mejor, opina Sáiz. «Otra clave es que buscan identificarse con sus pares, hacer lo mismo que sus compañeros y no sentirse excluidos de su entorno».