Una investigación dirigida por el profesor Julio Bobes, del área de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, y en la que han participado expertos del Hospital Central de Asturias y de un centro sanitario de Orense, ha descubierto algunas de las claves de la dependencia del alcohol. El estudio ha sido adelantado por la versión on line de una publicación internacional.
La investigación revela, por un lado, que la variación en una proteína de las denominadas interleucinas, que entre otras funciones regulan la alteración inflamatoria, tiene un papel importante en el desarrollo del alcoholismo; es decir, "predispone a una persona a padecerlo", indica Pilar Sáiz, una de las autoras del estudio.
Además, el equipo examinó el papel de los haplotipos (la constitución genética de un cromosoma individual), y vió que alguno de ellos son más comunes en las personas sanas que en los alcohólicos, por lo que parece que tienen un efecto protector contra la enfermedad. No sólo eso: También se comprobó que, en un grupo estudiado de alcohólicos, los que tenían ese haplotipo gozaban de un mejor pronóstico, cara a su tratamiento y respondían mejor a él, a medio plazo.
Para llegar a esas conclusiones, el equipo de investigadores examinó durante seis meses a 200 pacientes (169 varones y 31 mujeres) alcohólico-dependientes, de unidades de desintoxicación de Oviedo y Orense y a otras 400 personas sanas y sin historial de drogadicción, alcoholemia u otros problemas psiquiátricos.
Como explica Pilar Sáiz, ya se sabe, que el factor genético es "decisivo" para que una persona acabe siendo alcohólica; los expertos calculan que la carga genética es responsable en un 50 y hasta un 60% de que un individuo desarrolle esa enfermedad. El resto corresponde a factores sociales o ambientales; el entorno, por ejemplo, es crucial también. Uno de los objetivos del trabajo de este equipo era el averiguar qué genes estaban relacionados con el alcoholismo. En ese sentido, la investigadora explica que este estudio "supone un pequeño paso más" para desentrañar las claves de ese proceso.
Además, este trabajo es novedoso porque existían muy pocos análisis previos que ahondaran en el papel que juegan las proteínas en el alcoholismo y, por otro lado, en esta investigación se aborda el papel del pronóstico; es decir: la influencia a largo plazo de las circunstancias genéticas y su comportamiento cuando se trata esta enfermedad.
Un gen tiene determinadas zonas susceptibles de ser diferentes en unas y otras personas. Lo alelos son cada una de las formas de un gen y el haplotipo, que es lo que examina este estudio, es una combinación de alelos, que se transmite de manera conjunta en el mismo cromosoma. Eso facilita el observar una zona más amplia, y no únicamente un solo punto de un gen.