Cambiar la sidra por el cubata

Es un hecho: «Los jóvenes han cambiado las bebidas tradicionales, como el vino, la cerveza o la sidra, por los destilados acompañados por bebidas carbónicas, el típico cubata». Y eso, cuenta Pilar Sáiz, no es banal, porque los cubatas «tienen un mayor efecto intoxicador», ni un cambio aislado, sino un giro de todo el patrón de consumo de alcohol.
Así, por ejemplo, las cifras demuestran que las mujeres jóvenes consumen tanto alcohol como los varones jóvenes, una proporción que no se repite en el resto de tramos de edad.
«También se observa», añade la profesora de Psiquiatría, que «beben descontroladamente los fines de semana y emplean el alcohol como una forma de ocio en la que se enmarca el fenómeno de botellón, que tiene tanta importancia como en su día tuvo la ruta del bakalao», asociada al consumo de drogas de diseño.
El problema que subyace en este cambio es que «cuanto más joven es la persona que consume, más posibilidad de alteraciones en el desarrollo cerebral». Y por eso -incremento de la mortalidad en carretera aparte- «no se entiende que Asturias sea la única comunidad que permite el consumo a los 16 años».