18.06.09 - ENRIQUE FERNÁNDEZ GARRIDO
PUES sí que ha cambiado el cuento. Eso de todos los españolitos con casa propia va dejando paso a figuras más acordes con los tiempos. Cuando en Europa llevan muchos años desarrollando políticas de vivienda basadas en el alquiler y el desarrollo limitado de la propiedad vamos a cambiar nosotros de modelo por la fuerza de las circunstancias económicas. Hace unos días, decía el concejal delegado de Vivienda que continuaba existiendo demanda de vivienda en propiedad, fundamentalmente de jóvenes, pero que ese mercado no es el de la vivienda a precio totalmente desajustado de un salario, muchas veces milieurista, y de unas expectativas de trabajo sin visos de estabilidad y continuidad. A partir de aquí no cabe más que hacer atractivo el mercado de alquiler, crear instrumentos que den seguridad jurídica al propietario, garantías de continuidad al inquilino y el aval de la Administración cuando la persona no dispone de 'crédito' bancario. Pero también existe la otra realidad del alquiler que aparece con toda crudeza en escenarios de crisis económica como este en el que estamos inmersos, el 'alquiler social', para el que es necesario reforzar las ayudas con un papel determinante por parte de la Administración local. Cuando los ciudadanos solicitamos un 69% más de ayudas al alquiler es que la situación ha empeorado un 69% y se precisa el porcentaje económico correlativo en los presupuestos para hacer frente a la situación. Y aquí, o aparecen los recursos públicos o cualquier esfuerzo dirigido a la construcción de vivienda pública para la venta tiene que quedar supeditado a cubrir primero esta demanda de 'alquiler social'. Lo necesario cede ante lo urgente, como es obvio.