Los profesionales detectan un repunte de los problemas con el alcohol y un descenso de los casos de anorexia y bulimia
El servicio infantil atendió a 812 menores de 15 años, entre los que aumentan los trastornos psiquiátricos más graves
Casi 2.000 personas de Gijón, Carreño y Villaviciosa tienen problemas de adicción a alguna sustancia tóxica, una cifra en la que no están todos los que padecen problemas de adicciones, pero sí los que acudieron en busca de ayuda a los servicios de Salud Mental del área sanitaria V durante el primer semestre del año: 1.924 personas. El dato supone un incremento cercano al 3% en los usuarios del Programa de Adicciones del área respecto a ese mismo periodo de 2008.
Cada vez más enganchados. O, al menos, mejor atendidos. Según como se mire. Lo cierto es que «cada vez se trata a más personas con trastornos adictivos», confirma José María Fernández, responsable de Salud Mental de los tres concejos. Y, según explica, «repuntan fundamentalmente los casos de alcoholismo» tras años de mantenerse más o menos estables.
Cada vez son más, por tanto, las personas dependientes del alcohol que acuden a los profesionales buscando una solución a su problema, seguidos, en las listas de pacientes con adicciones, por quienes consumen varias sustancias, los politoxicómanos.
No ocurre lo mismo con la cocaína. «Los cocainómanos puros no vienen a tratarse a menos que aparezcan otros problemas derivados de su consumo, como una depresión o una psicosis», afirma el coordinador del área V.
En el otro extremo de la balanza, el de los consumos que disminuyen, se encuentran los opiáceos, con la heroína en primer término. Así lo constata la memoria del área sanitaria, que refleja un descenso de las personas que acudieron entre enero y junio a la Unidad de Tratamiento de Toxicomanías, emplazada en El Coto y especializada en el tratamiento sustitutivo con metadona: 643 frente a las 685 del mismo periodo del año pasado.
«La mayoría son pacientes que arrastran la adicción a la heroína desde hace muchos años, los que se engancharon en los ochenta, pero ahora el descenso del consumo es evidente», resume el responsable de Salud Mental de Gijón, Carreño y Villaviciosa.
Hay, además, otro tipo de trastornos que disminuyen año tras año y que han dejado atrás sus época más peligrosas: la anorexia y la bulimia. Así lo corrobora el descenso de los usuarios del Programa de Hospital de Día de Trastornos de la Conducta Alimentaria, que pasaron de los 54 contabilizados en el primer semestre de 2008 a los 48 registrados en 2009.
Ansiedad y depresión
Pero las adicciones y los trastornos alimentarios son sólo un pequeño territorio en el complejo mapa de los trastornos mentales, en el que mandan la ansiedad y la depresión, los dos grandes males que abarrotan los servicios de Salud Mental en Asturias.
Un tercio de esas consultas están vinculadas a trastornos de ansiedad y de adaptación a las circunstancias vitales. Muchas de ellas, sin correspondencia con una patología específica. Les siguen los trastornos del estado de ánimo: depresiones en su mayoría moderadas o leves.
Son las culpables de que, entre enero y junio, las consultas totales en Salud Mental alcanzasen las 40.494, un 9,79% más que en los primeros seis meses de 2008, cuando sumaron 36.882, mientras que los usuarios atendidos fueron 11.309, más de un centenar que el año pasado, lo que representa una media de tres consultas por paciente.
«La mayoría de ellos son mujeres de mediana edad, pero también es cierto que los trastornos más graves corresponden mayoritariamente a varones», cuenta José María Fernández.
Niños muy agresivos
Atendiendo a los rangos de edad, se ha producido también un incremento notable en las consultas totales del único Centro de Salud Mental Infanto-juvenil del área, un aumento del 27,49%, al pasar de las 2.925 a 3.729 y de 706 usuarios menores de 15 años atendidos a 812.
«La mayoría de estos niños», apunta Fernández, «tienen trastornos generalizados del desarrollo y alteraciones del comportamiento y de las emociones. También llegan muchos con más agresividad de la normal y otros que viven dificultades derivadas de factores del entorno, del colegio y la familia, pero que no tienen realmente una patología, aunque, paralelamente, cada vez atendemos a más niños con trastornos graves».
Entre la población adulta, estos trastornos graves, entre los que destaca la esquizofrenia, la evolución de los porcentajes es positiva: disminuyen los ingresos en la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica de Jove (de 340 a 316) mientras aumentan más de un 20% los pacientes atendidos en ambulatorios, domicilios y en el hospital de día (de 177 pasaron a 213).
«Eso significa que estas personas con patologías graves o muy graves reciben atención continuada, que mantienen sus tratamientos», lo que disminuye el riesgo de que, el algún momento, pierdan el control.