La noche de Fomento mola. Se está muy bien en los bares y no hay más follón que en otros sitios». Así de contundente se manifestó David Cuesta, un habitual, que añadió: «Lo peor son los jaleos, y eso no lo puede evitar el Ayuntamiento ni nadie, porque cuando alguien sale de casa pensando en pegarse, se pega, sí o sí».
Manolita Rodríguez vive en Poniente, cerca de la discoteca, y su principal queja es la «falta de respeto» de la juventud. «No sé si es por el alcohol o las drogas, pero se meten con todo el mundo. Los sábados por la mañana es tremendo, yo evito siempre pasar por ahí». Manolita reconoce que no tiene soluciones para atajar el problema, pero también se extraña de que «se pueda poner una discoteca en un bajo de viviendas». B. V. M. vive en ese edificio y asegura que la discoteca en sí no es el problema, sino la actuación de las pandillas, «que las montan muy gordas en la calle». Las denuncias en este sentido son habituales, y la Policía Nacional ya tuvo que intervenir varias veces. La suciedad completa el cuadro de quejas. «Lo dejan todo perdido, con meadas en los portales y los garajes, y la verdad es que tiene difícil solución».
Otra vecina, que prefirió omitir su nombre, cita la suciedad como el principal inconveniente. «Por las mañanas, todo son vomitonas. La gente coge tales borracheras que no sabe ni lo que hace. A mí me da pena, porque en muchas ocasiones son víctimas de la sociedad, de los padres y de todo».