Directora de varios proyectos relacionados con la nobleza asturiana, María Ángeles Faya Díaz ha coordinado junto a Evaristo Martínez -Radío Garrido, esta nueva incursión académica en ese mismo territorio, 'Nobleza y ejército en la Asturias de la Edad Moderna', el cual abarca varios estudios de carácter general y específicos.
-Decía recientemente don Manuel Fernández Álvarez que los trabajos historiográficos pecan en ocasiones de falta de amenidad. ¿Es posible conciliar el rigor y una cierta aproximación al gran público?
-Eso es algo que hemos de ir aprendiendo poco a poco. Es posible encontrar ese punto en el que los datos cuantitativos dejen aire también a lo cualitativo. Es algo que me preocupa desde hace años.
-¿La historia es una ciencia en sentido estricto o vive sometida a la inevitable subjetividad del historiador?
-Es el gran debate desde hace tiempo. Yo no soy positivista, pero creo en una objetividad mínima. Que haya distintos prismas ideológicos, tampoco me parece malo. Lo que importa es la argumentación lógica para llegar a conclusiones próximas a la verdad.
-'Nobleza y Ejército en la Asturias de la Edad Moderna' acude metodológicamente a la historia social clásica y a la nueva historia social. ¿Cuál es la diferencia entre ambas?
-En los años 50 y 60, llegaron a un relativo acuerdo la escuela de los Anales y la marxista para alcanzar un método con pretensiones científicas. Pero quedaron muchos campos sin cubrir. Posteriormente, historiadores de cuño más conservador han reivindicado al individuo dentro de la colectividad, el retorno del sujeto. Nosotros nos situamos en una posición ecléctica, que concede valor a los grandes números de la economía, y a las redes sociales.
-¿Cómo se estructuraba el estamento nobiliario en la Asturias de la Edad Moderna?
-Nosotros nos ocupamos preferentemente de los hidalgos de solar conocido, que eran varias decenas. En Asturias, no hubo títulos nobiliarios hasta los siglos XVII y XVIII, debido a estrategias de ascenso social que contaron con el apoyo de la Corona. La capa más baja estaba compuesta por hidalgos pobres, aunque gozaban de algunos privilegios.
-Usted dice en el prólogo del libro que la nobleza hubo de adaptarse a las condiciones de la Edad Moderna. ¿En qué consistió esa adaptación?
-La nobleza de la Edad Media era analfabeta y sólo se dedicaba a la guerra. Y el rey era un señor feudal más. Después de los Reyes Católicos, los nobles hubieron de someterse, bien continuando con su tradición militar o formando parte de la administración tras pasar por la Universidad.
-¿La colonización americana favoreció el ingreso en la nobleza por la vía de las armas?
-Fueron varias las vías. Por ejemplo, desde Peñamellera fueron unos cuantos hidalgos de solar conocido que no vivían muy bien los que se embarcaron en la aventura americana, y acabaron enriqueciéndose. A veces, se pagaban con dinero los títulos.
-No obstante, ¿predomina el ejercicio militar en América o en la guerra de Independencia como escalón hacia la aristocracia?
-La guerra de Independencia es complejísima, social, política y culturalmente. Los hechos militares estuvieron en el origen de algunos títulos, pero asimismo hubo mucha picaresca y genealogías engañosas.
-¿Dónde invertía su riqueza la nobleza asturiana?
-Gastaba más de lo que invertía, y el comercio estaba mal visto. Las inversiones se dedicaban fundamentalmente a comprar tierras, de las que obtenían rendimientos y, sin embargo, se fueron descapitalizando.
-¿Cuál era el capítulo de gastos?
-Sobre todo, en palacios y ostentación. Adquirir honores suponía correr con múltiples gastos.
-¿Hablar de la nobleza hoy es hablar del pasado?
-Eso es lo que hacemos nosotros.