Europa

27/5/2019 - 2/6/2019

Por una razón desconocida esta semana me desperté el lunes y tenía 39 grados de fiebre. Os juro, no me había sentido tan malo desde hace mucho tiempo, tampoco durante los primeros meses en España cuando estuve enfermo (o al menos así me sentía). Durante dos días, tumbado en mi cama, tenía fiebre y dolor en mi cabeza y todo el cuerpo. No podía hacer absolutamente nada hasta miércoles cuando pude comer y estar de pie. Fui al médico y sólo me dijeron de tomar ibuprofeno como siempre, y el jueves ya regresé al trabajo. La mañana del jueves, no recuerdo cuando me he levantado de la cama tan energético. Pensé que quizá me puse enfermo debido al viaje a Covadonga que hice con unos amigos el domingo, porque ya ese día no me sentía muy bien. Pero el viaje me gustó mucho y fui feliz porque por fin podía ver los lagos.

El jueves tuvo lugar la última noche de las tapas. No me sentí como si fuera la última, pero el tiempo realmente ya pasó Muchas personas tenían libretas o banderas y preguntaron  a otros para escribir algo de su experiencia. También yo tenía una libreta, y fue muy emocionante que la gente me escribiera cosas lindas. Fue una noche divertida y al mismo tiempo un poco triste. Por supuesto había habido una fiesta después y quería ir, pero todavía estaba recuperando y por eso decidí que era mejor dormir. Voy a extrañar algunas personas mucho, aunque es una pena que no fue posible conocerlas bien durante sólo unos pocos meses.

Tuvimos un día muy relajado en trabajo el viernes y el resto del día también me divertí. Nuestra mentora Lucia empezó darnos clases de español y para mí es muy guay porque podemos preguntar sobre las dudas y aprender cosas nuevas. Desde ya hace mucho tiempo siento que no desarrollo más y necesito más práctica. Por la noche tuvo lugar los Erasmus awards, en los que teníamos comida, una fiesta y algunos estudiantes fueron nominados con diferentes títulos, por ejemplo ‘'el más borracho'' o ‘'viajero''. Al final la noche fue bastante bien, pero también fue muy dura.

Me levanté el sábado tardísimo. Siempre me siento mal por despertarme muy tarde. Es siempre tan pesado. Has dormido la mitad del día en lugar de hacer algo útil, sin mencionar lo que le has hecho a tu ritmo del sueño (aunque no es necesario estar siempre muy productivo, claro). Ese día hizo un tiempo perfecto y decidí ir a la playa con mis amigas. Nunca había visto la playa de San Lorenzo tan llena de gente y me quedé de piedra. Esa noche también hubo una última fiesta en Oviedo y mi amiga me preguntó si iba a ir. Realmente no tenía ganas de hacer de fiesta, pero sabía que un amigo va también y quería verle, así que me fui al final. El domingo me quedé en casa por no tener nada especial que hacer, al fin y al cabo había visto a mucha gente y fue bueno tomar tiempo para mi mismo. Así acabó otra semana de nuevo, hasta la próxima!