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Mayo - Miquel Tur - Voluntariado en Países Bajos

No sé si os ha pasado esto de sentiros algo aisladxs en vuestra propia ciudad o vuestro propio hogar, sentiros encerradxs o limitadxs. En mi caso es bastante literal, pues nací y crecí en Ibiza. Nunca me había sentido así, pero tras vivir 6 años fuera de la isla (4 años en Barcelona y 2 en Madrid), volver a casa no fue lo más fácil. No me malinterpretéis, me encanta Ibiza, pero no podía evitar sentirme así. Decidí hacer el máster de formación de profesorado de secundaria en la isla por razones económicas y personales, pero al acabarlo tomé la decisión de irme, de explorar. Una amiga me había comentado algo sobre su proyecto en el Cuerpo Europeo de Solidaridad y me dijo que seguramente me podría gustar mucho, así que decidí informarme mejor y trabajar durante una temporada para tener unos ahorros.

Llevo trabajando con niñxs desde hace ocho años, tanto en escuelas de verano, como campamentos y talleres, y tras el máster, pensé que sería interesante buscar un proyecto relacionado con la educación. Y a poder ser, algo relacionado con el arte, ya que he estudiado Bellas Artes. Haciendo una breve búsqueda, encontré varios proyectos que me interesaban, pero en concreto uno en los Países Bajos en un colegio de primaria para niñxs con altas capacidades, para trabajar en proyectos artísticos y en clases de inglés. Tras aplicar para el proyecto, la coordinadora de este se puso en contacto conmigo en escasos días.

Así pues, a día de hoy estoy trabajando en Athena Onderwijs en Drunen, un pueblo cerca de Den Bosch. Desde que llegué en enero, me he sentido completamente incorporado y parte del equipo docente sin problemas. Todo el personal me hizo un hueco en sus clases y me hizo sentir lo más cómodo posible. Enseguida pensaron en mí para los horarios y las clases en las que podría ayudar, y también en todas esas excursiones a las que podría asistir, tanto para echar un cable como para poder descubrir un poco más los alrededores de la ciudad.

Actualmente actúo en tres áreas; en arte ayudo a las profesoras en sus clases de creatividad, en las ideas para los proyectos, en dar consejos al alumnado o incluso en dar mis propios talleres (por ejemplo, hemos trabajado sobre el cuerpo humano, la tradición de Sant Jordi en Cataluña o el Día Internacional Contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia). En inglés participo en las clases de conversación y, básicamente, soy una herramienta para que todxs (tanto profesorado como alumnado) practiquen el inglés en cualquier momento. Y en último lugar, hace un par de semanas empecé a dar unas breves clases de español, nada más que una introducción a la lengua. Es un poco complicado porqué necesito que el alumnado tenga un buen nivel de inglés para poder seguir la clase. Aún así, el contenido no es muy complicado, y si hace falta se puede preparar previamente en holandés para tener una fácil traducción.

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Si bien el proyecto me está encantando, tengo que destacar que una de las mejores partes de esta experiencia es la de conocer nueva gente de todos lados, en particular me refiero a lxs otrxs voluntarixs. Por suerte, nos hemos juntado un muy buen grupo en Den Bosch y hemos hecho piña desde el primer momento. Son, básicamente, mi nueva familia. Es muy bonito ver como se forman estos lazos a medida que pasa el tiempo, viviendo y descubriendo cosas a la vez, explorando todos los rincones posibles del país. Y no solo la gente de mi ciudad, a principios del proyecto se hizo una quedada con lxs demás voluntarixs que habían llegado recientemente a los Países Bajos para conocernos y saber más sobre la cultura del país y como sacar el mayor provecho de nuestro proyecto. Con ellxs también seguimos en contacto y cuando surge la ocasión nos encontramos en alguna ciudad que nos venga bien a todxs.

También debo destacar todo aquello que... no reluce tanto. El clima es un poco molesto a veces, nunca se aclara, y puedes tener verano un día y al día siguiente invierno, o incluso en el mismo día. Al ser un país tan llano, suele haber bastante viento, y si juntas viento + lluvia + frío + ir en bici = receta para el desastre. Pero bueno, uno aprende a ver lo bueno de los días soleados después. La verdad es que los paisajes merecen la pena. Por otro lado, tenemos el idioma. Enfrentarse a un país nuevo ya cuesta, pero si no dominas nada el idioma, ya es otro rollo. Por suerte su nivel de inglés es mucho más elevado que en España, pero aún así recomiendo (como mínimo) llevar preparados un par de niveles de Duolingo de antemano.

Finalmente, uno de los consejos más importantes si estáis pensando en empezar una aventura como esta es que tengáis la mente abierta a todo. Puede que os encontréis con situaciones que no os esperabais o con condiciones que no pensabais. Aprovechadlo todo, adaptaos a lo que venga y disfrutad al máximo de la oportunidad. Yo llevo ya cinco de los doce meses, y me está pasando volando. Ahora pienso en qué puedo hacer más en mi proyecto para sacar más de él y en qué haré en el futuro. Supongo que poco a poco iré encontrado las respuestas.

¡Lanzaos de cabeza y sin manguitos!

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